El Gobierno argentino acusa a dirigentes rurales de ser opositores


El Gobierno de Argentina acusó hoy a los dirigentes agropecuarios, con los que mantiene un conflicto desde hace cinco meses, de ser "opositores" y no querer llegar a consensos para mejorar el sector rural.


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24/08/2008 - En declaraciones publicadas hoy por la prensa local, el secretario de Agricultura de Argentina, Carlos Cheppi, afirmó que los dirigentes del campo "tienen proyectos políticos emparentados con la oposición, son opositores y no quieren acordar".

Las cuatro mayores patronales agropecuarias del país protagonizaron este sábado una asamblea con unos 5.000 productos en la que renovaron sus demandas al Gobierno y aseguraron que, pese a haber retomado el diálogo, el Ejecutivo no ha atendido ninguno de los pedidos urgentes del sector.

Cheppi dijo en un entrevista con el diario Página/12, de Buenos Aires, que es "difícil" negociar con los dirigentes rurales "por razones ajenas a lo técnico".

"Una parte de los dirigentes hoy está planteando problemas muy asociados a sus intereses políticos y a veces hasta a cuestiones internas de sus propias asociaciones", dijo el funcionario.

Otros periódicos argentinos dan cuenta hoy de los sondeos de los partidos de la oposición a los dirigentes agropecuarios para sumarlos como posibles candidatos para las elecciones legislativas del próximo año en Argentina.

Según Cheppi, los dirigentes rurales "dejan de representar al campo para dar prioridad a su proyecto político", pese a que ninguno de los líderes agropecuarios ha anunciado de momento tener aspiraciones electorales.

El conflicto entre el campo y el Gobierno se desató el 11 de marzo último, cuando el Gobierno dictó una resolución por la que impuso impuestos móviles a las exportaciones de trigo, girasol, soja y maíz.

El rechazo al esquema tributario derivó en cuatro huelgas que impedían la comercialización de granos, bloqueos de carreteras y desabastecimiento de alimentos e insumos para la industria, que causaron millonarias pérdidas al país.

Presionada por el tenor creciente del conflicto, la presidenta Cristina Fernández resolvió enviar al Parlamento un proyecto de ley para convalidar el polémico esquema tributario, pero la iniciativa sufrió un duro revés el 15 de julio con el rechazo en el Senado con el voto adverso del vicepresidente del país, Julio Cobos.

El sismo político derivó en la salida del Gobierno del jefe de gabinete, Alberto Fernández, y la decisión de la presidenta de dejar sin efecto los impuestos móviles a las exportaciones de granos.

Argentina es el primer exportador mundial de girasol, el segundo de maíz, el tercero de soja y el cuarto de trigo, y ocupa también puestos de relevancia en el comercio global de derivados (aceites y harinas) de estos granos. EFE

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