Silvia Aquiles
Home :: Silvia Aquiles


Por Jorge Glusberg

Tras su inicio en el arte textil y sus experiencias en la pintura, Silvia Aquiles incorpora el relieve a sus obras y abreva en el universo de las instalaciones, con pequeñas puestas en escena en las que utiliza elementos de desecho para recrear historias anónimas.

Pequeñas piezas herrumbadas, cajas de madera, clavos, mallas metálicas, redes, fragmentos de fotos y espejos gastados pueblan el universo de objetos con historias anónimas que le dan vida a la obra de Silvia Aquiles. Lo suyo son las pequeñas instalaciones: mínimas puestas en escena en las que la falta de identidad, los problemas de comunicación y la hipocresía saltan a la vista como conceptos despojados de retórica.

Aquiles, que se inicio como artista textil, vive en el interior de la provincia de Buenos Aires y ha recorrido el país con sus propuestas; tanto con sus pinturas al óleo, anteriormente, como con sus cajas-objeto, en la actualidad. Tras su paso por diversas salas y centros culturales porteños, París, México y Cuba figuran como mojones en el mapa de sus periplos como expositora durante la década del noventa.

De su paso por la isla del Caribe, por ejemplo, toma las influencias que conducen a Babalu-Aye y desarrolla una serie de construcciones inspiradas en la figura de este santo de la religión afrocubana.

Así, cada viaje, cada ciudad, aporta nuevos elementos a su obra, que admite algunas reminiscencias de Antonio Berni, en cuanto a su modalidad de recoger objetos de las villas miserias y de los parajes más humanamente desolados para recrearlos con una profunda carga testimonial dentro del marco de su producción.

Aunque el matrimonio entre objetos y cajas nos remonta a las décadas del cincuenta y del sesenta, recrea la tendencia objetual de los setenta, y, en algún punto, hasta reconoce influencias del recientemente fallecido Alberto Heredia, en sus esculturas concebidas a partir de desechos.

En su obra, Silvia Aquiles asigna una segunda vida a los materiales descartados que encuentra a su paso y atribuye nuevos significados al pasado erosionado por el tiempo. Allí donde sólo queda polvo, olvido y luces que se apagan, fortalece la memoria y la vuelve a escena ensamblando elementos para construir un nuevo marco; siempre crítico, siempre atento a los cantos de la vida y de la muerte.

Su propuesta con pequeñas muñecas trabajadas en serie es uno de los puntos más altos en su labor reciente, en la que sus obras lucen más despojadas, con menos barroquismo en los materiales y una exaltación del concepto. Y aquí aparecen, también, los elementos fotográficos y los fragmentos de espejos y vidrios que incorporan la imagen del espectador al espacio de la obra.

La figura humana y la comunicación son los tópicos que redundan, más allá del soporte que utilice. Aunque encuentran su mejor canal de expresión en su serie de cajas -habitáculos de entre 30 y 50 centímetros de alto-, y en un juicio permanente al mundo que compartimos.

El proyecto de Silvia Aquiles ha merecido un cortometraje rodado por el cinesta Jorge Coscia, director de "Mirtha, de Liniers a Estambul", "El general y la fiebre" y "Cómix", entre otros filmes.

Fuente: ba - Buenos Aires Bellas Artes
Número 4
Invierno 2000
Revista de Arte de la Universidad de Palermo y del Centro de Arte y Comunicación cayc con el auspicio del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires.

| Obras | Siguiente  





® Nro. 1.847.110 Pergaminovirtual.com - © 1998-2007 - Todos los derechos reservados