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Helimodelismo---Mañe

02:34 PM, 10/7/2007 .. 1 comentarios .. Link

Hace ahora exactamente veinte años estaba sentado en mi taller de aficionado reflexionando acerca de cómo podría realizar un helicóptero de modelismo de radio control que fuera capaz de volar libremente.
Atrás quedaba un número incontable de ensayos de todo tipo; había probado, desechado, remodelado, mejorado o empeorado casi todo lo que parecía realizable. Había aprendido mucho. Algunos proyectos parecían muy prometedores y, a veces, tenía incluso la sensación de que estaba muy cerca del éxito. Pero todo se había vuelto demasiado complicado, costoso y delicado, y el esfuerzo que requería el pilotaje, debido al gran número de funciones, resultaba excesivo para mi.
Entonces tomé la decisión de suprimir todo lo que no fuera imprescindible, centrarme en lo realmente necesario y reducir de forma rigurosa el despliegue técnico con todas sus complicaciones. El resultado fue una mecánica de propulsión sencilla, un pilotaje reducido al mínimo y un rotor principal constituido sólo por unos pocos elementos.
El lema era SUPRIMIR, y así llegó el éxito casi automáticamente: entre Navidad y el Año Nuevo de 1969 voló mi modelo de helicóptero, el primero en todo el mundo, como más tarde se comprobó, que realmente funcionaba, capaz de realizar un vuelo libre y dirigido a distancia.
[...]

Domingo, 12 de abril de 1970 Campo de vuelo de modelismo de Júgesheim,
junto a Francfort del Main

Informe
y después de tal vez unos 5 o 6 vuelos en suspensión, de unos 10 minutos de duración cada uno, tenía al helicóptero más o menos bajo control. Desde luego no era un control preciso y seguro, y mucho menos habilidoso, pero el modelo ya no se me escapaba y podía hacer que se posara más o menos donde quería.
- Había llegado el momento de realizar el primer "vuelo a distancia".
- En realidad no quería volar lejos, pero de pronto había sucedido y ya no era posible volver atrás. Desde ahí intenté iniciar con mucha cautela un vuelo hacia adelante. ¡Un vuelo hacia adelante deliberado! Primero, 5 metros; luego, 10; luego, 15. De pronto eran 20-25 metros, un poco demasiado pronto y demasiado rápido para mí. Había alcanzado el extremo del campo con hierba alta; ¿qué haría ahora?... Pues dejar que cogiera velocidad, dar un poco de potencia al motor, mantener el rumbo y esperar. Y antes de que me hubiera dado cuenta, el aparato estaba a 20-25 metros de altura y a 80-100 metros de distancia.
- ¿Y ahora qué? ¡Virar!
- Ponerlo transversal con mucho cuidado. ¡Sobre todo no hay que hacerlo caer ahora! Se coloca en posición transversal, pero no vira. El modelo está a 150 metros y a 30-35 metros de altura. ¡Demonios! Hay que dar rotor de cola. ¡Funciona! El aparato se acerca ahora, incluso a buena marcha. Mantener la altura, ¡no hay que ponerse nervioso! El viraje de 180º se ha completado, colocarlo recto, fuera transversal, corregir rotor de cola.
¡Vuelve! Alegría y temor al mismo tiempo.
- Ahora está sobre mí, endiabladamente alto, a unos 30-40 metros. Y vuela, vuela...
- El siguiente viraje ya va mejor, pero el aparato sufre oscilaciones muy fuertes que no había previsto en absoluto. Está ante mí y quiere seguir subiendo, pero no debe hacerlo: quiero volver a casa sano y salvo. Quitar algo de gas, un poco más..., ¡no quiere bajar! Al contrario, ahora hace un bonito vuelo regular hacia adelante, el motor ratea a medio gas. En este momento se oye el ruido de las palas al batir. ¿Cuánto tiempo hace ya que estoy arriba? ¿Dos minutos, tres minutos? No lo sé. ¡Dios mío!, ¿cuánto combustible quedaba aún en el depósito? Ni idea.
- Tengo que aterrizar antes de que sea demasiado tarde. ¡Estrangular más el motor, el aparato está exactamente sobre el punto de aterrizaje! Desciende; primero, suavemente, y luego, cada vez más deprisa, ¡demasiado deprisa! Dar gas; salvado en el último instante, el motor aumenta revoluciones y el modelo recupera la posición horizontal. Pero..., he olvidado el rotor de cola y el aumento del momento de rotación. El aparato gira unos 180º hacia la izquierda. Inclina el morro. Se acelera cada vez más y se acerca a mis compañeros y a mí en un vuelo en picado de tal vez 45º
- Se acabó. Tendré que recoger un montón de chatarra.
- Pero no me rindo; a todo gas y tirar, tirar... y sale bien. El morro se levanta; el aparato lleva una velocidad de locura y truena por encima de nosotros a unos 2 metros de altura. El ruido disminuye, lo que es un alivio, y en un instante está otra vez a 25-30 metros de altura. ¡Uf!, ha vuelto a salir bien. Nunca hubiera pensado que pudiera enderezar el modelo en una situación como ésta.
- Así que esto funciona, el control es bueno, la potencia del motor también es suficiente en una situación de este tipo. Pienso que mantendré este pilotaje.
- Pero ¿qué ocurre ahora? ¡El aparato continúa arriba! Hay que volver a repetirlo, pero con cuidado. Y así lucho por aterrizar durante lo que me parece una eternidad. El aparato se me escapa todavía dos veces más como antes, pero no de una manera tan crítica, y luego lo consigo. Estoy aún a 6-8 metros de altura, me mantengo sobre el punto de aterrizaje y lo poso ante mí muy despacio...
- Todo está intacto, ni un rasguño; como si un vuelo semejante fuera una pequeñez.
- Estalla un concierto de bocinas, griterío, aplausos, me dan palmadas en la espalda. Pero yo no puedo reaccionar. Estoy agotado, completamente rendido. El emisor y el modelo se quedan donde están. Primero tengo que sentarme. ¿Cuánto tiempo he estado arriba? Me dicen que cinco minutos. Apenas puedo creerlo. ¡Me había parecido una eternidad...!

Este informe de mi primer vuelo de varios minutos de duración y sin roturas se publicó en la revista Modell de julio de 1970. En él se relata la feliz conclusión de un trabajo de investigación desarrollado a lo largo de muchos años que estuvo acompañado de un número extraordinario de teorías, ideas, ensayos y fracasos. Pero los éxitos parciales me fueron dando siempre el ánimo necesario para continuar trabajando en el problema del helicóptero de modelismo de radio control.
Así surgió, en el curso del tiempo, tal profusión de conocimientos particulares y experiencias que poco a poco pude llegar a dominar los múltiples problemas que se presentaban y seguir trabajando con fundamentos técnicos progresivamente mejores. Finalmente, en relación con los medios técnicos de que disponía, se produjo el éxito reflejado en el informe citado, que el 20 de junio de 1970 se vio coronado con dos récords mundiales reconocidos oficialmente de 27 minutos y 51 segundos de tiempo de vuelo y 11,5 km de vuelo en circuito cerrado.
De todas formas, hoy como antes persiste el hecho de que un helicóptero es un aparato técnicamente muy complicado que requiere un nivel apropiado de conocimientos por parte del constructor de modelos para que su afición pueda proporcionarle alegrías y satisfacción personal.
Las excelentes demostraciones de vuelo realizadas por algunos expertos no deben hacer olvidar que el principiante en el campo de los helicópteros de radio control tiene que luchar con multitud de pequeños problemas, frente a los cuales, con frecuencia, se encuentra completamente indefenso debido a la falta de información suficiente. En este caso, y a pesar de la perfección de la técnica ofrecida, se producen en ocasiones errores por desconocimiento del tema que conducen a decepciones.
Por ello, el objetivo de este libro es ofrecer una información básica sobre la técnica del helicóptero en general y del helicóptero de modelismo en particular, exponer las relaciones mecánicas y aerodinámicas y presentar los cálculos matemáticos más importantes. Parte del libro se dedica al examen detalla do de los problemas de construcción, los componentes individuales y su función, la instalación del dispositivo de control a distancia, las funciones de control y el acabado. Pero también se abordan los problemas del vuelo de prueba de un modelo, el entrenamiento para los principiantes y para los aficionados más experimentados, así como el mantenimiento y la puesta a punto del aparato.
La exposición del desarrollo del helicóptero de radio control no sólo proporcionará una impresión acerca de los múltiples problemas que se plantearon en sus inicios, sino que servirá sobre todo como punto de apoyo y orientación para el constructor de modelos que realiza sus propios ensayos, al que ayudará ante todo a evitar fracasos y a no repetir los errores que se cometieron en el período inicial de desarrollo.
El entusiasmo no debe hacer, sin embargo. olvidar la cuestión de la seguridad. Por eso el lector debería prestar especial atención a las exposiciones sobre seguridad en el manejo y el pilotaje de un helicóptero de radio control para que los protagonistas y los espectadores puedan disfrutar con total tranquilidad de la fascinación técnica del vuelo.