La Canción Celestial
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Un 24 de diciembre de 1818 en Hallein un viejo pueblo de los Alpes austríacos, el padre Joseph Mohr escribía cuanto le había sucedido durante esa jornada luego de la Misa de Gallo.

Sucesos y cosas que lo habían marcado profundamente: el nacimiento del bebé de una pobre y humilde familia, la luz que reflejaban las antorchas de quienes caminaban hacia la iglesia y que iluminaban las pendientes del valle, las campanas sonando alegres al unísono.

Para el padre Mohr el milagro de la Navidad había tomado forma real y sin quererlo sus palabras se convertían en versos que al amanecer descubrieron un poema. Y el día de Navidad su amigo Franz Xavier Gruber, profesor de música en la escuela del pueblo, compuso una bella melodía para estos versos.

Da la casualidad que Karl Maraucher fue llamado al pueblo para reparar el órgano de Franz. Una vez arreglado, Franz lo probó, y la primera melodía que vino a su cabeza fue esa que compuso junto a su amigo Joseph Mohr la noche de Navidad.

El constructor de órganos, al escucharla le preguntó si no le importaría que él la aprendiese, y de esta manera, sin saberlo Franz, se hizo popular la canción en este y todos los pueblos cercanos, llegándose a conocer como Canción Celestial.

Cierto día 4 niños, los hermanos Strasser, fueron invitados por Pohlenz, el director General de Música en el reino de Sajonia, a un concierto, luego de que este hombre quedara sorprendido al oirlos cantar la "Canción Celestial" en su pueblo.

Para sorpresa de ellos fueron llamados al escenario para cantar frente al rey y comenzaron con la Canción Celestial que aún era desconocida entre estas personas, y que describieron como una canción del folklore tirolés. La gente sorprendida aplaudió a más no poder. El rey los invitó a su castillo en Navidad para que sus hijos los escucharan y así sucedió que en la Nochebuena de 1832, en la capilla real del castillo de Ploissenburg y en la corte de Sajonia, los hermanos Strasser cantaron al final de los oficios de Nochebuena...Noche feliz, Noche de paz...

Desde esa Nochebuena, la canción se empezó a cantar alrededor del mundo y en el pueblo de Hallein hasta después de la muerte de Gruber, cuyo nieto continuó la tradición cantando con un coro y la guitarra que usaba su abuelo.

Y hoy la "Canción Celestial", como la historia de la Natividad del Señor, sigue aún sonando para todos los hombres de buena voluntad...

N oche feliz, Noche de paz,
Todo en Belén dormido está
Sólo velan María y José
Con el niño chiquito Manuel
¡Oh que dulce quietud!
Duérmete Niño Jesús




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