Postres: un festín para golosos

Por Graciela Süss, fundadora de Süss Cupcake Café (www.susscupcakecafe.com.ar).

Casi todas las cartas de los restaurantes modernos hoy incluyen la opción degustación de postres. ¿Qué significa esto? Que no hay que decidirse por cuál pedir, ya no es necesario optar entre aquella propuesta que incluye fruta y la que rebalsa de dulce de leche y chocolate. Es una variante para calmar las ansiedades de los golosos, para que nadie se quede con ganas de nada.

Pero los beneficios de esta nueva propuesta no terminan allí, también es una manera de poder probar los platos dulces sin la necesidad de tener que comer grandes cantidades. Además, posibilita compartir los sabores con los otros comensales, una puerta que se abre hacia futuras conversaciones e intercambios de ideas.

Es cierto que esta degustación se impuso casi como una moda. Una alternativa práctica y atractiva para presentarla es apelar a pequeños vasos que incluyan opciones variadas, entre las que pueden estar: lemon pie (con lemon curd y merengue), triffle de mousses variadas (blanco, negro y chantilly), tiramisú, mousse de chocolate semiamargo, brownie, chocotorta, mousse de frambuesas, mini sundae y más.

Esta tendencia fue creciendo hasta instalarse pues es una manera divertida de probar sin empalagarse. Además, las variantes son tantas como la imaginación del cheff lo disponga. Algunas puede investigar solo postres que tengan que ver con lo frutal, otros ver las posibilidades que ofrecen las cremas, también preparar catas para amantes del chocolate y más. Es decir, no siempre es necesario equilibrar los sabores, se pueden armar platos temáticos.

Para los restaurantes, un beneficio muy funcional es que se puede aprovechar para testear nuevas recetas y ver qué grado de aceptación tienen entre el púbico.

Estas degustaciones pueden formar parte de una comida tradicional, pero también están incluidas, claro está, en el brunch del fin de semana. Para probar entre amigos, con la pareja o para darse todos los gustos.