¿Qué fallas pueden provocar que un vehículo se incendie?
Riesgosas situaciones que por suerte no han tenido desgracias fatales, pero que si han causado la pérdida total de buses y automóviles han sucedido en el último tiempo, debido a fallas que han derivado en el repentino inicio del fuego en alguna de sus partes.
Para conocer el por qué pueden generarse este tipo de situaciones, Eugenio Espinosa, docente de la carrera de Técnico Universitario en Mecánica Automotriz de la Sede Viña del Mar de la Universidad Santa María explica cuáles son los hechos anómalos que pueden derivar en que un vehículo se incendie, tal como ha ocurrido principalmente con micros y buses.
En primer lugar, el profesor indica que se deben mantener aislados los elementos combustibles del vehículo, sobre todo los de mayor agresividad. “El que tenemos en primer lugar es el combustible mismo, que se usa para propulsar el vehículo, y éste debería mantenerse aislado con los materiales que correspondan”, menciona.
Para ello, Espinosa recomienda no realizar cambios en el estanque o en los tubos que transportan estos elementos. “Si es que hay que hacer alguna reparación, se debe mantener el estándar de los materiales, ya que algunos repuestos existentes en el mercado de alternativos no son capaces de mantener aislados a los combustibles”, lo que podría aumentar el riesgo de incendio en caso de tener contacto con alguna fuente de calor.
Además, el experto recalca que la mayoría del resto de los materiales de los vehículos son ignífugos, pero que en algunos casos pueden ser reemplazados por otros que sí tienen mayores propiedades combustibles, como podría ocurrir en el caso de los “enchulados”.
Por su parte, según el profesor los elementos iniciadores del fuego son principalmente dos. “En primer lugar está el sistema de escape. En un motor que esté con carga frecuentemente, la temperatura de éste va más allá de 600 grados, y por lo tanto es capaz de incendiar a cualquiera de los elementos combustibles del vehículo. El tubo completo se calienta, entonces tenemos que evitar que toque o irradie cualquier sustancia que se pueda incendiar”, dice.
“Frecuentemente el tubo va recubierto por deflectores de calor, que impide el contacto directo. Cuando se sacan se está en serio peligro. En ocasiones son fáciles de sacar y difíciles de colocar. Por ejemplo, cuando se rompe el tubo de escape, sacan los deflectores y después no los instalan”, expresa el docente, destacando que estos materiales no deben ser reemplazados por otros que no aseguren que el calor pueda llegar a zonas combustibles.
Espinosa comenta que el otro iniciador del fuego es el sistema eléctrico. “Todos los cables tienen una sesión mínima de acuerdo a la intensidad de corriente a trasmitir. Si esa cantidad de corriente a transmitir es vulnerada, entonces vamos a tener como consecuencia el calentamiento del cable. Sin necesidad de tener un cortocircuito, al recargar esa línea podemos tener ese riesgo. No obstante, quien debiera evitarlo es el fusible, pero frecuentemente las personas no capacitadas también alteran este elemento para que no se queme, y en este caso no detectará el aumento de corriente”.
Por su parte, en el caso de realizar instalaciones eléctricas en el vehículo, Espinosa recomienda comprar los cables específicos para cada situación. “Los conductores deben ser flexibles y sus aislantes acordes a donde irán instalados. Por ejemplo, si va en el compartimento de motor estos elementos deben resistir a lo menos 300° C y el contacto con combustibles, aceites y solventes”, añade.
El profesor plantea que lo recomendable es que el cable no supere los 15° centígrados sobre la temperatura del medio ambiente. Si lo aumenta, significa que ese cable está recargado. Además, pide evitar intervenir el sistema eléctrico si no se tiene el conocimiento adecuado, de modo de prevenir el recalentamiento del mismo.
Finalmente, el docente deja en claro que la mayoría de los problemas que pueden conllevar a un incendio son producto de problemas de mantenimiento y de la mala manipulación de los materiales de los vehículos, ya que “las normas de fabricación son bastante estrictas, y desde el origen se trata de reducir los riesgos”.