El objetivo inicial de conectar 40.000 escuelas es hoy sólo un sueño, habiendo conectado en este tiempo sólo 16 escuelas rurales, según publicó esta semana el diario Clarín. Desde su lanzamiento nos opusimos al proyecto, no por sus objetivos últimos (que son loables), sino por su ejecución, que ponía el carro delante de los caballos: se gastó plata en contenidos que no podían ser accedidos por la mayor parte de las escuelas, carentes ellas de conectividad.
Eran tiempos en que la euforia dotcom había llegado al Estado, y se vislumbraba un interesante negocio por la comercialización de parte del sitio. El timing no ayudó, y el lanzamiento de Educ.ar se produjo pocos días después de que el Nasdaq llegara a su punto máximo para comenzar su camino descendente, y de allí en adelante ya nada fue igual en estos temas. Lo demás, podría decirse que son casi anécdotas: la plata se fue en gastos y en bonos pesificados y defaulteados. Guita al tacho y hasta la vista baby. Casi una metáfora de la Argentina (tecno).
De todos modos, siempre hay algo positivo para rescatar. A sabiendas de que no habrá dinero para computadoras por un tiempo, están por lanzar el Programa de Solidaridad Tecnológica. Este cambiaría radicalmente (sin alusiones políticas) el concepto, haciendo que las escuelas equipadas infomáticamente abran sus puertas (y su acceso) a la comunidad. Esto permitiría maximizar la inversión realizada en tecnología y conocimientos. Parece un enfoque más razonable".
Fuente: EmpresasNews
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Con este título, Carrier y Asociados difundió el siguiente comentario: "En menos de un mes se cumplirán tres años del lanzamiento del proyecto Educ.ar. Y a la hora del balance, el debe supera ampliamente el haber. 
