04/01/2004
Comienza su misión científica

El Spirit ha alcanzado con éxito la superficie de Marte


Spirit (3k image)La sonda que lleva al robot "Spirit" ha alcanzado con éxito la superficie de Marte, tras superar el fuerte riesgo que supone el descenso a través de la atmósfera, y prepara ya el inicio de su misión científica.



La nave que transportaba al explorador Spirit tocó el suelo del planeta rojo y envió una serie de señales a los científicos del Laboratorio de Propulsión de la NASA en Pasadena, estado de California. "Spirit" es la cuarta misión espacial que logra aterrizar con éxito en Marte y el primer módulo en llegar al planeta rojo desde la "Mars Pathfinder", de 1997.


"Esta es una gran noche para la NASA", ha proclamado el director de la agencia espacial estadounidense, Sean O'Keefe, quien ha aprovechado la conferencia de prensa tras el aterrizaje para abrir una botella de vino espumoso e invitar a los responsables de la misión.


Tras un viaje de siete meses y unos 487 millones de kilómetros recorridos, "Spirit" ha superado todos los obstáculos del complicado aterrizaje en suelo marciano y comunicó su llegada al control de la misión, en Pasadena (California).


Un ruidoso coro de gritos de júbilo y aplausos entre los técnicos de la misión en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), uno de los centros de la NASA en California, ha respondido a las primeras transmisiones de la nave que indicaban su llegada a la superficie de Marte.


Las señales que han confirmado la llegada han sido recibidas por los técnicos unos 15 minutos después de la hora prevista del aterrizaje, las 04.35 GMT del domingo (noche del sábado en EEUU), y han cerrado unos cortos pero angustiosos minutos de espera en el control de la misión.


El "Spirit", igual que su gemelo "Opportunity" -cuya llegada está prevista para el próximo día 24-, es un vehículo todoterreno de seis ruedas que está equipado con un importante equipo de instrumentos científicos y que recorrerán la superficie marciana para tomar muestras y realizar análisis.


Los dos vehículos, equipados también con sofisticadas cámaras, están propulsados por energía solar, a través de unos paneles, tienen una vida activa prevista de 90 días y tendrán más alcance que el robot Sojourner que formó parte de la misión Mars Pathfinder de 1997.


La misión tiene un presupuesto conjunto de 820 millones de dólares. Su objetivo es tratar de analizar si en la zona del aterrizaje y sus inmediaciones hubo agua en tiempos remotos y todavía quedan trazas del líquido en el planeta.


Un niño español en Marte


MADRID.- Si hace unos meses España ponía un pie en la Estación Espacial Internacional gracias a Pedro Duque, ahora está a punto de hacerlo en Marte de la mano de Tomás Kogan, un niño de 14 años que participará, como científico y astronauta estudiante, en la misión de la NASA que pondrá dos robots en el suelo del planeta rojo a principios de enero.


La aventura de Tomás comenzó la pasada primavera, cuando su padre vio en un periódico un reportaje de un concurso "para niños de entre 13 y 17 años de edad" que quisieran participar en una misión a Marte. Fue cosa de coser y cantar que se pusiera a escribir un ensayo de 1.500 palabras sobre el planeta rojo. Una tarea a simple vista sencilla, pero que habría costado sudores a más de uno.


"Teníamos que ponernos en la piel de un científico de la misión", asegura Tomás. "Nos daban fotos del emplazamiento del robot -aunque en realidad eran fotografías de la misión Viking- y reglas de cómo y cuánto se tarda en hacer cada medición, así como sobre los desplazamientos del robot", asegura este chico que el próximo mes viajará a California.


Su conversación no es la de un niño 'normal'. Habla de espectros de luz, geología marciana, sondas de posicionamiento y sensores de estabilización como cualquier otro joven de su edad lo haría de Harry Potter. Y en lugar de jugar con la PlayStation, ha pasado las últimas semanas construyendo una réplica, con piezas de Lego, del robot que pisará suelo marciano en unas semanas.


"Bueno, no fue muy difícil hacerlo, ellos me dieron los planos", asegura. Con ellos se refiere a la Planetary Society, sociedad que le ha escogido, junto a 15 niños del resto del mundo, para formar parte de la misión 'Red Rovers goes to Mars'.


Altísimo nivel


Él lo ve muy sencillo. Sin embargo el científico Jesús Martínez Frías, del Centro de Astrobiología (CAB), miembro de la Planetary Society y responsable del concurso en España, todavía está sorprendido por el nivel de los niños participantes.


"Recibimos 16 ensayos, pero lo más impresionante no es el número -que sí que nos sorprendió-, sino los conocimientos de Astrobiología, Geología y Robótica que tenían los chavales". Eso, por no hablar de su conocimiento de idiomas. "Les pedíamos un nivel muy alto de inglés, pero había algunos que sabían hasta cinco lenguas diferentes, incluido el japonés", afirmó.


Al final, el CAB seleccionó a cuatro niños españoles para formar un grupo de 64, de 24 países diferentes, escogidos por la Planetary Society para seguir adelante con el proyecto. Después de una entrevista personal, en inglés y por teléfono, sólo Tomás superó el proceso de selección en España.



"Era un día de agosto que habían anunciado que se podría ver Marte a simple vista. Fui con mi hermana y mi madre al planetario por la noche para verlo, pero había tanta cola que no pudimos llegar a los telescopios. Cuando volví a casa, encendí el ordenador y me encontré un mensaje de los organizadores del concurso que decía: "respuesta final". Me puse a gritar y no me atrevía a abrirlo". Finalmente lo hizo y se enteró de que sería uno de los 16 chicos que viajarían a la sede del Jet Propulsion Laboratory, en EEUU, para trabajar como científico en la misión a Marte.


Duro entrenamiento


Desde entonces, Tomás sigue un exhaustivo entrenamiento antes de su viaje a Pasadena (California) el próximo 7 de enero. Geología, fotografía digital, robótica, astronomía y todo tipo de ensayos con el robot y los programas informáticos con los que tendrá que trabajar. En total, unas 10 horas semanales, guiado siempre por su padre -ejecutivo de la consultora Accenture- y por Emily Lakdawalla, coordinadora de ciencia y tecnología de la Planetary Society. "Ella nos manda textos y fotos, nos pone deberes, y luego los repasa concienzudamente. Si tienes algún fallo, te obliga a repetirlo hasta que dominas el tema", asegura Tomás.



Una vez concluido su entrenamiento, y obtenida la calificación de 'astronauta estudiante', los 16 jóvenes viajarán a EEUU en grupos de dos. A él le tocará trabajar con una de las mayores, Susini de Silva, una chica de 17 años de Sri Lanka a la que todavía no conoce personalmente. Y es que el grupo de niños prodigio no va a ir al Jet Propulsion Laboratory (sede de todos los programas espaciales de naves no tripuladas de la NASA) como turista, sino como científicos de la misión.


"Tendremos que analizar imágenes y muestras de material que obtenga el robot, exactamente igual que lo harán los científicos estadounidenses. Participaremos en las reuniones en las que se decidirán las prioridades de estudio y decidiremos las acciones que tomará el robot, las zonas a las que se desplazará". Eso sí, debido a las rigurosas normativas sobre trabajo infantil vigentes en EEUU, 'sólo' podrán trabajar durante cinco horas diarias. En su tiempo libre, tendrán que escribir un diario de la misión que se colgará en la página web, y podrán descansar en las pequeñas camas que rodean los laboratorios. "Como trabajamos con horario marciano, nunca dormiremos a horas 'normales'", asegura.


¿El segundo astronauta español?


Mientras ultima los preparativos para salir a 'su misión', Tomás no deja de soñar con él; ¿y después qué? "Bueno, me gustaría ser astronauta, pero ahora que sé un poco cómo funciona esto, creo que quiero estudiar Ingeniería Aeronáutica, como Pedro Duque". No sólo porque aspira a ser el segundo astronauta español, sino porque además ha descubierto lo que está detrás de cada misión al espacio.


"Hay muchísima gente que hace trabajos estupendos, y me encantaría formar parte de esos equipos", asegura. Aunque ni Tomás ni su padre saben si el chico podrá hacer algún otro 'trabajo' después de esta misión, resulta sencillo conjeturar que su futuro quedará, a buen seguro, ligado al de la investigación espacial. De momento, el Centro de Astrobiología -que prestó desde el inicio todo su apoyo a Tomás- ya tiene en cuenta su currículo. "Es un chaval que ya está formado. Seguro que su conocimiento se podrá aprovechar de alguna manera", asegura Martínez Frías.



Fuente: CNN-El Mundo.es-Reuters





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