Por si fuera poco, más de un tercio de los encuestados aseguró que daría a conocer sus passwords sin necesidad de un soborno alimenticio. Una de las conclusiones de la encuesta fue que la gente común ya está harta de tener que lidiar con las contraseñas y barreras de seguridad -que se han multiplicado casi al infinito en los últimos años- tanto en su vida como en sus tareas cotidianas.
Cada encuestado admitió tener que recordar no menos de cuatro claves distintas cada día, aunque algunos empleados en puestos de cierta responsabilidad mencionaron que trabajan con 20, 30 o más para distintas operaciones. A esta dificultad se suman las quejas por el tiempo que se invierte en recordar los passwords o recurrir a un listado para obtenerlos, luego introducirlos y finalmente esperar los resultados, que en el universo web a veces demoran minutos, máxime cuando desde el otro lado se exigen repeticiones o aclaraciones o directamente se deniega el acceso.
Medios de prensa británicos consideraron que los resultados de la encuesta son un alerta para el complejo mundo de la seguridad informática, sobre todo en lo concerniente a las empresas que cuentan con un gran número de empleados.
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