El «walkman» nació de la mano de célebres confundadores de Sony, Akio Morita y Masaru Ibuka, aunque sobre su nacimiento planean leyendas. Lo cierto es que aunque los ejecutivos de la mencionada multinacional figuran como creadores de la idea original, el alemán Andreas Pavel había patentado en Europea en 1977 un dispositivo de características muy parecidas. Esto provocó un litigio entre ambas partes durante más de veinte años, resuelto por fin el pasado verano con el pago por parte de Sony de varios millones de dólares al ingeniero germano.
En los ochenta entraron en el mercado otras firmas como como Toshiba o Panasonic, que comerializaron este producto bajo las denominaciones de «Stereo Walky» y «Stereo-To-Go», respectivamente.
Entonces Sony comenzaba a incluir «extras» como radio o sistema dolby. La industria también buscó el desarrollo de este producto a través de aparatos para grabar y distintos modelos de walkman (de bolsillo, deportivos «a prueba de agua»...)
La versión piloto, llamada «Soundabout», fue lanzada a casi 200 dólares en el mercado norteamericano, sin el menor adorno y sin ningún dispositivo de reducción de ruido. Sony modificó después su denominación por el término «walkman», que penetró con tal facilidad en la sociedad que la palabra fue recogida en el diccionario «Larousse» sólo dos años después de su aparición.
El ocaso de su reinado llegó, superado en características y precio, primero con los reproductores portátiles de cds (sustituyendo la cinta por el cd) y luego en MP3 (con memoria para almacenar música), cada vez más pequeños y con mejor calidad de sonido. Y más recientemente, con el lanzamiento del I-pod de Apple, un aparato del tamaño de una tarjeta de presentación con batería interna que almacena unas 13.000 canciones, frente al primer «walkman» que circuló en el mercado, el modelo TPS-L2 de Sony en 1979, capacitado para reproducir una sola hora de música.
Fuente: Diario de Navarra
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