Sociedad | Condena a Cristina Kirchner
El precio de la euforia: Un festejo personal que le costó el trabajo
Tomás DÃaz Cueto celebró con champagne la condena a Cristina Kirchner y fue despedido de LN+. El episodio reabre el debate sobre los lÃmites entre la expresión individual y la responsabilidad profesional en el periodismo.
Hace 12 horas.
El periodismo tiene reglas no escritas, pero contundentes: la credibilidad se construye sobre la sobriedad, la mesura y el compromiso con la información, no con la militancia de ningún color. Cuando Tomás Díaz Cueto, periodista y conductor del streaming "Carajo", decidió celebrar la condena de Cristina Fernández de Kirchner con una botella de champagne, un gorro de preso y una remera con el fallo impreso, cruzó esa línea. Lo hizo en sus redes, en tono festivo, con espuma y euforia. Y lo pagó con su despido inmediato de LN+.
“Se confirmó la condena, papá”, gritó en el video que se volvió viral. La reacción fue tan rápida como contundente: a las pocas horas, fue notificado de su desvinculación del canal. "Estaba muy contento con mi trabajo", dijo luego en diálogo con LAM, y confesó que la noticia lo sorprendió.
Díaz Cueto explicó que su reacción fue profundamente personal. Según contó, su familia vivió momentos difíciles durante el kirchnerismo: “Mi familia la pasó muy mal en esa época. El video es mío, lo subí a mis redes. Es algo personal”, justificó.
Sin embargo, el debate no tardó en encenderse: ¿hasta qué punto lo personal se puede disociar de lo profesional, especialmente en medios de comunicación? ¿El periodista deja de serlo cuando apaga la cámara, o su rol lo acompaña 24/7? Lo cierto es que, más allá de ideologías, el caso puso de relieve la necesidad de repensar la responsabilidad pública de quienes comunican.
Celebraciones personales con impacto colectivo, expresiones individuales con consecuencias laborales. La delgada línea entre la libertad de expresión y la imagen profesional vuelve a estar en discusión.