Sociedad | Barrio Constitución
Vivir vallados: Los vecinos de Cristina, los verdaderos presos del barrio
Mientras Cristina Kirchner cumple prisión domiciliaria con custodia reforzada, los vecinos del barrio Constitución viven una odisea diaria: calles bloqueadas, patrullaje constante y limitaciones que alteran su rutina. La Justicia y el poder, una vez más, parecen tener dos velocidades.
Hace 6 horas.
El domicilio de Cristina Fernández de Kirchner, en el barrio porteño de Constitución, se ha convertido en el epicentro de un operativo de seguridad que cambió por completo la vida de los vecinos. Vallas, controles, patrullaje y rondines cada hora transformaron la zona en un corralito judicial. Lo paradójico es que mientras la ex presidenta cumple su pena dentro del departamento, los que están encerrados son los vecinos.
Desde la madrugada del jueves, la Policía Federal valló la cuadra donde vive Cristina, en San José 1111, en respuesta a una convocatoria kirchnerista para realizar un banderazo. A esto se sumó un refuerzo de custodia permanente y un operativo de limpieza e higiene desplegado por el Gobierno de la Ciudad, que incluyó hidrolavado diario, más de 20 barrenderos extra y la remoción de estructuras como gazebos y parrillas.
El despliegue incluye también vigilancia 24 horas por parte del Centro de Monitoreo y presencia policial en un radio de 300 metros, lo que redujo la circulación, modificó hábitos y generó una sensación de encierro permanente. Comercios afectados, dificultades para circular con libertad, y el ruido constante de una vigilancia que parece más pensada para cuidar a una figura política que para garantizar la vida cotidiana de una comunidad.
En un país donde la Justicia actúa con lentitud o selectividad según el apellido, esta escena de ciudadanos comunes que viven literalmente vallados expone un contraste brutal: mientras algunos acceden a beneficios judiciales y protección reforzada, otros pagan el precio con su libertad cotidiana.