Antes de la guerra civil española, cuando empezaba una guerra, era muy común que muchos padres dejaran a sus hijos en los conventos porque no podían hacerse cargo. En ese periodo, las monjas al cabo de unos días, meses o años, les cambiaban los apellidos de los niños por nombres de santos, como José, Juan, Gabriel…o Expósito. De ahí que muchos apellidos sean nombres.