BYE, BYE AL BIPARTIDISMO

(A LOS SEÑORES DEL PP Y DEL PSOE; TANTO MONTAN, MONTAN TANTO)
Por fin se derrumbó su Atalayam
a las Nuevas Fuerzas sucumbieron;
y es que tenían a España
con mierda hasta los ... balcones.
Se les murió la gallina de los Huevos de Oro;
por eso, de riguroso luto,
al sepelio acudieron
compungidos y cabizbajos.
¡El robar ya se les terminó!;
se acabo el llenarse las carteras a rebosar
mientras que, el resto de los Españoles,
seguimos pagando su Crisis.
Bye, bye al Bipartidismo,
se acabo el rollo de la alternancía;
porque, ya ni siquiera podemos ver,
si algunas vez alguno a la izquierda estuvo.
Se cambió el palo de la baraja;
los antiguos Oros ahora son Bastos
para que salgan con una patada
allí, donde la espalda pierde su casto nombre.
Ahora una Nueva Fuerza,
nacida en la calle y en la lucha,
se impone en su juego;
y, si quieren salvar sus naves,
no les quedará otra que pactar
hasta bajarse los pantalones
y terminar empitonados,
berreando como berracos,
pero felices y contentos
HUIDA DEL INFIERNO

Con la mente nublada por el intenso dolor que sentía en su brazo izquierdo, ahora en cabestrillo, ella salió de las Urgencias del Hospital. En su cuerpo y su rostro aún se evidenciaban las marcas de la última paliza que la había dado su marido; y, como se avergonzaba de ellas, se cubrió el rostro con unas enormes gafas de Sol mientras acariciaba distraídamente el parte de lesiones que la habían dado en el Hospital y que guardaba en un bolsillo de su gastado abrigo.
En su mente comenzó a pasar, como una vieja y deteriorada película color sepia, sus primeros alos con él... ¡Y, de eso, hacía ya la fríolea de veinticinco años!. Su noviazgo, durante el cual él se mostró como un hombre encantador y atento; su humilde boda; sus primeros días de vida en comín con su marido (cuando, todavía, ningún demonio amenazaba su felicidad). Pero lurgo, poco a poco, él comenzó a quitarse la mascara y a mostrarse ante su esposa tal y como en realidad era. Vino la primea noche fuera, la primera juerga con los amigotes, la primera borrachera, la primera discusión, el primer insulto, el primer empujón, la primera humillación, la primera amenaza con la mano abierta, la primera pelea, la primera bofetada, la primera paliza, la primera infidelidad con una prostituta, la primera vez que, sumerjido en los vapores del Alcohol, la violó...
Ella comenzó a pensar, pues su marido constantemente se lo repetía, que ella era una nulidad absoluta; que era tonta, torpe, vaga, sucia, vieja, gorda y fea; y que, si su marido la golpeaba, era para corregirla; por lo que debería de mostrarse más agradecida de que él se tomará esa molestia.
Así, con la autoestima por los suelos, los años fueron pasando y los cuatro hijos (fruto de cuatro violaciones etílicas, fueron llegando.
Pero ahora todo había cambiado. Ella, quizás por primera vez en los últimos veinticinco años, había comenzado a pensar por sí misma; y había decidido que no podía aguantar ni un golpe más. Su dignidad de mujer se rebelaba y la gritaba que tenía que huir del infierno en el que vivía; pues, lo que allí estaba en juego, era su integridad física y hasta su propia vida.
Por fin sus ojos encontraron su Tabla de Salvación; una vieja cabina telefónica y un número de teléfono gratuito que había visto en las Urgencias del Hospital y que había grabado a fuego en su mente; el teléfono contra el maltrato a la mujer: el 016
JAMÁS PERMITIR QUE GERMINE Y CREZCA
LA MALA SEMILLA DEL MALTRATO A LA MUJER
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