Resulta yermo ser clavito, o parecerse al mostly cocido, abonado, que constriñe y ataca y a su pesar  le sienta al zurdo y su cabalgata de hediondos casimires, que no dicen nada, y cuando lo hacen con birrete a la moda retoza en su butaca el apático burgués, la mayoría de las veces al revés, sin decir quién es o porqué miente. De patriótica bobada a los menos expuestos niños-gafa (réplica de tifones, turbiones y aluviones) venerando a Adramelech, presidente del alto consejo de los diablos, plastinizando a Esteban Etcheverría, por lo barroco, o por adultas del dedo al cuello, su gambox y, por último, la amnistía toda. Pimpollo, monótono zumbador de feria, en líneas que (a rajatabla) conciertan, pesquisas de seudo científicos enmamelucados al verde agua sin permiso para quitar mi vida poniéndome a sorteo del por mayor. Entre ceja y ceja tengo a los abono-prosistas, los mismos que, con falsarios de cualquier tema o inútiles discusiones creen Ser en el podio; inútil es echarles mugre, pese a que de contínuo observo las crónicas de la adhesión penitente, crónicas del vino dulce y la calavera risueña, lugar de las pianolas desafinadas y el alumbrado público, sitios cerrados, de vidas aplazadas (como la del oso polar agorafóbico criado en cautiverio en frigoríficos del agro). Insensible de fachas, con el marfil empinado y cacareando al bacán trampero que no gasta cartucho, ni aturde al vecino, me fío pues del listón o bastón parlero, y las caries… pica al remolón rincón, relegando todo en cuanto huele, en asadura juzga mal y en treta selenita caga a gachas la aventura de meloso pelafustán. Cuatro domésticas de cara lavada riñen sin plácet cuelas de albúmina y vasto final, en lo alto, gateado a bolas de cristal truncadas, a sabiendas que ni al horno ni a los cuatro vientos ni mucho menos como formidable compresa (y no os engaño!) pa’valuar al agnado, pesar bota de capi, encarnando al retailer sin ilusión, amasijando a Linda, maldiciendo a la sortija que se escurre en cada vuelco. La pauta demuele y auspicia, por zar se accede a la porquería, a triciclos de carrera veloz, pero los 'fatal galbana' de barrio piden que rescinda mis hábitos en defensa del balompié… como de manera me incinero considerando al realismo como sable de toda fusta, sujeto al dictámen del bizcochuelo loco rogando a las devas pirar blandengue de golondrina pedorra, que se va, se va… ahora; fruto prohibido versus fruta podrida: si se corrige a sí por falta, la cobarde miopía les acerca a Muerte. De entre mis manos con equipo destructor, para bien o para mal pero sin sangre, justo cuando se le ocurre decir que se trataba de aprietos por cerda de pildoritas multicolores en cantidad como para instar galena asamblea en pos del salvataje intestinal.

Nota: el concepto de ‘monstruo’ expresa hostilidad hacia el repulgue sodomita.-