Un paso somnoliento alimenta una especie de angustia relacionada con espectros
los posibles y los engendrados
me pasé dos noches tirando un dado de puntas tan desgastadas que parecía
una pelota de ping pong rayada
Caída de números uno de cartulina tirados desde el techo
recortados con una tijera vieja la aguja que ya no brilla
dentro de los indicios de cada una de las metralletas
de los ojos de los lobos de los necios de los quesos
de los tes de diferentes partes del mundo
del libro que compré la última vez del pez
y de animalitos de dios que nos cruzamos a diario