Ganesh, el dios elefante
con sus vibras positivas
sonríe sin par a los pasantes
culpable o no de los ojos saltones
rehusó ser robot de latón
vulnerable muñeco de descarte
un voyeur cansado de las migrañas ajenas
y de las guisadas que prepara su abuela
tremendo maricón había salido el gordo
quiso un día desandar el sueño de convertirse en el nuevo John Lennon barrial
y finalmente se abalanzó contra la incertidumbre
atravesó su huída de las fosas submarinas
pero siente una terrible melancolía
perpetuando una risa falsa
de dentaduras sin dueño masticando el vacío
su mirada quiere buscar una respuesta a la burla y las mentiras que ha descubierto
pasa sus horas interminables camuflado en sus vapores
hundido en un útero artificial
hasta que dinosaurios de Aupesa (mocosa desgraciada, pecosa infame, etcétera)
le sugieren inhalar gasolina
antes de tumbarse en el lecho
es allí cuando se anulan mutuamente y su fricción escandaliza a Zeus