[ParaDojicaMente CierTo]

Historia de El

No recuerdo bien lo primero que pensé al verle. No me importa. No se la razón por la que desistí a intentar conocerlo, en ese momento no necesitaba amigos. Mucho menos alguien que molestara haciéndose pasar por un admirador. Me irritaba, y que contestara a mi sarcasmo que indirectamente le pedía que se alejara, me molestaba aún más. De todas las personas a las que quería conocer,  figuraba en la parte inferior de la lista, y su vida no me importaba en absoluto. Todo eso lo sabía. No sé porque insistió tanto en llegar a mí.

No recuerdo bien en el momento en el que decidí darle una segunda oportunidad, en el que cedí el ser molesta e irritante para demostrar mi otra faceta. No tengo razones, ni excusas para mi comportamiento, ni tampoco voy a pedir perdón si le hice daño con mis palabras: los sentimientos fluían dentro de mí sin que yo pudiese controlarlos.

Me sorprendió. Sin saberlo, el que me sorprendan significan mucho, ya que suelo ser yo la que sorprende a las personas. Solo bastó que yo dijera que me sentía mal y triste para que llegara con una simple barra de chocolate. Lo hizo con toda la intención del mundo. Me encanto. Pero estaba muy ocupada en mi tristeza y en mis problemas que no vi lo que le pasaba, lo que mi presencia  le causaba. Seguí siendo la egoísta, que sólo quería utilizar el sarcasmo en contra suyo, sabiendo que contestaría con frialdad, aunque mis palabras le dolieran.

Era hora de ver sus intenciones, a pesar de saber que yo solo quería una amistad, no sabía cómo se sentía respecto a mi llegada a su vida. Pensé, es más, me aseguré de una respuesta que… no era la correcta. Ese “más que amigos” revoloteó en mi cabeza mucho más de lo que imaginan, a pesar de que contesté lo suficientemente pronto como para zafar de una explicación más profunda. No tengo perdón si le cause aún más daño con esas palabras. 

Pero yo ya tenía un plan de vida, que pretendía ser mi futuro cercano, aunque no para toda la vida. Era especial y estaba enamorado de mí. No esperaba que un amigo de un amigo cambiara eso.

Estaba equivocada. Interfirió mucho más en ese, mi plan de vida de lo que hubiese imaginado. Y podría comenzar con un “todo empezó cuando…” pero la verdad es que no sabría decir cuándo. Para mí todo seguía normal, pero no. Escribirle una carta a alguien no es normal en mi, que te hablen todo el día de esa persona que no interfiere en tu vida no es normal. Que los demás lo comparen con la persona que estoy no se acerca a lo normal. Le llegué a odiar. A él y su perfección, y eso que no lo veía… solo escuchaba su nombre por todos lados. Y no cesó con el pasar de los días, todavía no lo hace.

Ya no utilizaba mi sarcasmo, simplemente era yo.  Y pasar tardes juntos, reír, comentar, hablar con él ya no me molestaba. Me acostumbré a su presencia y a todo lo que eso significase, que para ambos, era mucho. Disfrute cada uno de los momentos, sin importarme demasiado lo que, cada vez que no estaba  sucedía. Las benditas comparaciones. Le odiaba cuando pasaba eso. A él y a su perfección.

Pero el no estaba cuando yo tome una decisión importante en mi vida. Había elegido estar con alguien que no era él. Sabiendo sus sentimientos, y el dolor que pudiese causarle, elegí al “otro”. Al principio e incluso apenas le conocí tampoco le quería pero en cuanto demostró intentar cambiar por mi  caí  en sus redes.  Por insistencia tal vez, o por enamoramiento me deje llevar por él y sus ofertas de felicidad y sin saber quién era realmente  me lancé a un mar de misterios, mentiras, traiciones, celos y  pasión que descubrí que existía poco tiempo después y que me había pintado como el sueño de mi vida.

A partir de ahí, ya no tengo conciencia de todo lo que he hecho. En realidad sí, pero todo está confuso, sucediendo muy rápido. En pocas semanas creo remolinos en mi mente, ideas que dan vueltas, canciones, cartas, letras, un huracán de emociones. Lo volví a odiar. A él y su perfección.

No creo mucho en el destino. Pero si este quiere que este con él y no con el “otro”, está jugando sus cartas muy bien. No me quejo, podría ser peor. En realidad me preguntaba sus verdaderas intenciones, si esperaba que yo respondiera así a sus jugadas. Si perdonar era parte su plan para darme cuenta que tenía y lo que podría llegar a  tener. Si las comparaciones surtirían efecto en mí. Si que todos hablaran de él, en detrimento del otro, iba a causar algún sentimiento en mi. Si mi actual relación va a durar mucho. Si valía la pena escribir por esto. Me hacía preguntarme más de lo que debía. Pero no se la iba a dejar fácil al Sr. Destino,  esas preguntas no son más que otra de sus  estrategias.

Lo quiero, no sé hasta qué punto. No sé cuánto, me gustaría averiguarlo. Sé que puedo escribir un millón de hojas para él y aún así no terminaría de decirlo todo, hay tanto que me sorprende. Tanto… pero mi plan de vida está a medio hacer, y aunque hay lugar para él, hay decisiones ya tomadas y no soy de pagar con la misma moneda. No sé cuánto tiempo pueda durar así…

-¿Apostamos, Sr. Destino?

Solo escuche una risa sarcástica, y me tendió la mano.

Por El

Por hacerme reír. Por hacerme pensar. Por quererme. Por escribirme cartas. Por intentar entenderme. Por enojarte. Por perdonarme. Por regalarme chocolate. Por escucharme, aún cuando lo que decía no tenía sentido. Por alejarte. Y acercarte de vuelta. Por salir juntos. Por esperar. Por reír conmigo. Por leer mis incoherencias. Por mandarme mensajes. Por desahogarte conmigo, cuando tuviste un mal día. Por aceptar mi rara personalidad. Por las miradas. Más aún por las palabras. Por bailar conmigo. Por tirarme espuma. Por ser vos. Por escuchar los temas, que a mí me parecen simpáticos. Por verme bailar tango. Por decidir irte al fin. Porque comencé a llorara a penas te fuiste.  Por tomar una decisión.

Por todo eso, Te Quiero. En serio.

Quiero que seas feliz, más que nada.