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Francisco Martínez de la Rosa por Francisco Arias Solís30/8/2009
 

FRANCISCO MARTINEZ DE LA ROSA

(1787-1862)


Más florida en la vega

que el manso Genil riega;

más grata la morada

de la hermosa Granada...”

Francisco Martínez de la Rosa.



LA PRIMERA VOZ DEL TEATRO ROMÁNTICO


En España no se había estrenado una sola obra de enfoque romántico hasta 1834, con la célebre Conjuración de Venecia de Francisco Martínez de la Rosa. La generación romántica se da a conocer desde el más antiguo y moderado de sus representantes, la obra de este granadino mereció entonces una crítica elogiosa de Larra.


Los románticos de la primera generación son igualmente los encargados de amainar, reducir e incluso denostar al romanticismo. Y así lo observa Vicente Llorens cuando hace notar que el drama Amor de padre, de Martínez de la Rosa, está escrito en 1849 “contra el romanticismo y contra la revolución”.


Al asomar la década del 50 se había llegado al otro extremo del camino emprendido en el 34. Signo palpable de esta orientación: los viejos liberales Martínez de la Rosa, el Duque de Rivas o Alcalá Galiano son ahora conservadores y detentan altos cargos en la administración y en las letras.


Francisco Martínez de la Rosa nace en Granada el 10 de marzo de 1787. A la edad de dieciocho años era catedrático de filosofía moral y fue elegido diputado en las Cortes de Cádiz de 1813 a la edad de veintiséis. Según Menéndez Pelayo fue “el primer moderado español”.


Su fulgurante carrera se interrumpe al regreso de Fernando VII. Martínez de la Rosa, liberal constitucionalista, es condenado a prisión, que cumplirá por cinco años en el Peñón de la Gomera (1815-1820). Su nombre no se olvida, y cuando la sublevación de Riego es inmediatamente liberado, ocupando otra vez su puesto de diputado y siendo elegido transitoriamente como Presidente del Gabinete en 1822.


Escapado a Francia antes de la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis, Martínez de la Rosa mantuvo en el exilio una permanente actividad social y literaria. Durante su estancia en París se representó la versión francesa, que escribió el propio Martínez de la Rosa, del Abén Humeya. En 1831 se encuentra de nuevo en “su hermosa Granada”.


Fue de nuevo Jefe de Gobierno (1834) y promulgó desde ese cargo su célebre Estatuto Real, consagración del moderantismo político a través de su estamento de próceres y sus limitaciones para la elección de la cámara de representantes. Llegó a ser muy estimado por el Rey, que en cierta ocasión afirmó: “Es el hombre más honrado y más caballero que se ha acercado a mí desde que soy Rey”.


Jefe del Partido Moderado durante la etapa de Mendizábal y su Gobierno progresista, Martínez de la Rosa asistirá a la caída de los liberales exaltados y ocupará importantes cargos públicos, como la Embajada de París y la Embajada de Roma.


Esta actividad se complementa con su faceta literaria que le hace alcanzar la Presidencia de la Real Academia de la Lengua. Elegido diputado y presidente de la Cámara de manera prácticamente consecutiva (1852, 1857, 1860, 1861), desde su regreso a España tras sus años de embajador, murió coronado por todos los éxitos mundanos en Madrid el 7 de febrero de 1862.


Pese a que Martínez de la Rosa representa un caso singular de evolución literaria del neoclasicismo al eclecticismo y puede ser juzgado indistintamente como romántico o como antirromántico, según las etapas de su vida, no hay duda de que figurará siempre como uno de los primeros que en nuestro teatro hicieron triunfar el romanticismo.


Antes del exilio Martínez de la Rosa había ya estrenado algunas piezas a lo Moratín y tragedias a lo griego dentro del rigor neoclásico, como Lo que puede un empleo (1820), La niña en la casa y la madre en la máscara (1821), La viuda de Padilla, tragedia a lo Alfieri que aprovecha a los comuneros como portavoces de las ideas constitucionalistas del autor; Edipo (1819), de inspiración sofoclea; Morayma (1818), de tema morisco, etc. Con estos antecedentes compone en francés y estrena en París en 1830 Aben Humeya, drama histórico basado en la rebelión morisca de las Alpujarras, y algo más tarde La conjuración de Venecia que publicada en París en 1830 se estrenó con gran éxito en Madrid cuatro años más tarde en el preciso momento en que Mártinez de la Rosa era llamado por la Regente para ocupar la presidencia del nuevo gobierno. También escribió ensayos de carácter político como El espíritu del siglo (1835), Doña Isabel de Solís, reina de Granada (1837) y Bosquejo de la política en España (1855).


Por último citaremos, sus Poesías (1833), en que se mezclan poemas de etapas de inspiración clásicas con otros de talante romántico. Casi medio centenar de poemas y fragmentos se conservan, no obstante, de lo que escribiera Martínez de la Rosa. Y sobre todo, destaca la variedad de temas y tonos tantos elogiosos como amorosos y festivos. Encarnó el genio amoroso de Granada, la ciudad suprema del amor y el ensueño. Nunca olvidaría su Granada. Y como dijo el poeta: “Nacer, Granada, en tu feliz regazo, / y crecer en tu seno, / de tantos bienes lleno...”


Francisco Arias Solís


La libertad no la tienen los que no tienen su sed.


XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad


URL: http://www.internautasporlapaz.org


Nos gustaría contar con su participación.


Gracias.

 



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