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Promoción de la paz, la libertad, la cultura y la tolerancia.

Fray Diego Tadeo González por Francisco Arias Solís6/4/2010
 

FRAY DIEGO TADEO GONZÁLEZ

(1733-1794)

 

Volví a quedar dormido,

y sentado me hallé junto a una fuente,

mirando su murmullo muy atento;

y estando divertido

allí llegaste apresuradamente.”

Fray Diego Tadeo González.



LA VOZ DEL PREDICADOR DE TONO ERÓTICO



Las poesías amorosas de Fray Diego están dirigidas a dos mujeres disfrazadas con nombres poéticos Melisa y Mirta, pero que ocultaban evidentemente a dos mujeres reales de Cádiz y Sevilla. Sin embargo, la vida de Fray Diego fue ejemplo de honestidad. “Amó cuanto conoció que era amable –afirma su biógrafo-, porque era bueno, y procuró celebrar con sus versos los dones celestiales que admiró en alguna que otra belleza, pero en unos versos tan puro y casto como su alma”.


Fray Diego Tadeo González nació en Ciudad Rodrigo, provincia de Salamanca, en 1733, y a los dieciocho años tomó el hábito de San Agustín y profesó en San Felipe el Real de Madrid. Estudió en la capital de España y en Salamanca, desempeñó importantes cargos en la Orden agustina, llegando a ser Visitador General de Andalucía, Prior de loa conventos de Salamanca, Pamplona y Madrid, secretario de la provincia de Castilla y Rector del Colegio de Doña María de Aragón. Fray Diego tuvo desde niño la pasión de la poesía, en la cual se formó leyendo, hasta aprenderlos de memoria, los grandes clásicos latinos y españoles, en especial Horacio y Fray Luis de León. Como éste, gustaba retirarse, siempre que le era posible, al huerto de la Flecha, donde gozaba recordando al maestro a quien logró imitar con notable aproximación. Junto con Meléndez Valdés, fue el más importante poeta de la escuela salmantina del XVIII, estimulado por ejemplo de Cadalso y de Jovellanos. Se le conoció también con el nombre poético de Delio. Fray Diego Tadeo González murió en Madrid el 10 de septiembre de 1794.


Fray Diego era un carácter tierno y delicado, a quien amaban, quienes lo trataron, por su llana modestia y bondad. Al sentirse próximo a la muerte mandó destruir todas sus poesías, que guardaba sin ningún orden; pero el padre Fernández de Rojas las reunió y publicó en 1796, dos años después de la muerte de su autor, precedidas de una afectuosa Noticia biográfica, en que pondera tanto al hombre como al poeta. Se publicaron en Madrid con el título de Poesías del M.F. Diego González, del Orden de S. Agustín. Dalas a la luz un amigo suyo.


En el deseo de destruir su obra, aparte de su modestia singular, pudo mover a Fray Diego el tono casi exclusivamente erótico de sus versos, rasgo que puede sorprender dada su condición de religioso. El tono erótico llega a notable expresividad en ciertas ocasiones, como en los “sueños” de una de las canciones dedicadas A Melisa, o en la descripción de Lisi en el bello romance titulado A Lisi, malagueña.


El tono erótico, aparte estas dos composiciones, le inspira la égloga Delio y Mirta, las canciones Visiones de Delio, El triunfo de Manzanares, Cádiz transformado y dichas soñadas del pastor Delio, las endechas A Mirta ausente, etc.


En la Historia de Delio, enviada a Jovellanos, describe la pasión por sus dos amadas; la invectiva El murciélago alevoso, que tuvo en su tiempo gran difusión va dirigida contra el que entró una noche en la habitación de Mirta provocando su miedo, mientras estaba ocupada en escribir al propio Delio una canción amorosa. Otras musas femeninas le inspiraron la canción A Vecinta desdeñosa, las anacreónticas En los días de Lisi, A la quemadura de Lisi, A la quemadura del dedo de Lisi, y el mencionado romance A Lisi, malagueña.


Las composiciones a Melisa y Mirta tienen el eco constante de la poesía de Garcilaso, no obstante, el magisterio de Fray Luis de León , sin duda más eficaz que el del toledano, se manifiesta en sus pocas composiciones religiosas. Completó Fray Diego la Exposición del Libro de Job en forma “que no desdice de la primera”, tradujo los himnos Te Deum y Veni, Creator, y el canto Magnificat. Pero lo mejor de la obra de Fray Diego es su poesía amorosa. Y como dijo el poeta: “Como para dar Delio la vida postrimera / salió del lecho Lisi. / ¡Oh musa si la vieras!”.


Francisco Arias Solís


La libertad no la tienen los que no tienen su sed.


XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad


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Agustín Gómez Arcos por Francisco Arias Solís4/4/2010
 

AGUSTÍN GÓMEZ ARCOS

(1933-1998)


...como en todos lados, los ricos eran de derechas y los pobres de

izquierdas. A estos últimos se les dio el nombre genérico de rojos,

palabra que pronunciada por un rico, se estampaba en la cara del pobre

como un escupitajo, como para que se marcara en ella los signos de una

nueva enfermedad tan contagiosa como la peste, el cólera, la lepra.

Rojo, palabra implacable, sin la menor caridad.... Era una palabra,

raquítica, descalificada, una palabra sin amor, con mucho odio...”

Agustín Gómez Arcos.



LA VOZ AMORDAZADA POR EL FRANQUISMO


En los comienzos de la década de los sesenta del pasado siglo aparecen en nuestro país obras de nuevos dramaturgos (casi todos ellos coincidentes, en sus primeras obras, en una línea neorrealista, cuya característica más evidente es una actitud crítica, fustigadora y de denuncia frente a la sociedad española), es cuando el teatro español parece más abierto a una posible renovación desde que terminara la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco. Sin embargo, las prohibiciones de la censura y las presiones administrativas, unidas a la consiguiente inhibición de los empresarios, impidieron esa renovación en esa prometedora línea neorrealista o social-realista. La mayoría de los autores se vieron abocados al silencio o a estrenar sólo obras menores o textos muy mutilados, casi todos se refugiaron en el libro y algunos, incluso, abandonaron la escritura dramática u optaron por el exilio. De estos últimos, en una tendencia postlorquiana y animado de un poderoso sentido crítico, se encuentra Agustín Gómez Arcos, cuyo primer estreno Elecciones Generales, tuvo lugar en 1960, y que pronto, se vería obligado a abandonar España, para exiliarse en Francia, donde triunfó plenamente. Su obra ha sido traducida a muchos idiomas, mientras que en nuestro país se ha mantenido el boicot a la misma, hasta el punto que ahora nos tiene que llegar traducida.


El poeta, novelista y dramaturgo Agustín Gómez Arcos o Agustín Gómez-Arcos, como firmó las obras publicadas en Francia, nació en Enix, Almería, el 15 de enero de 1933 y falleció en París el 20 de marzo de 1998. Hijo del alcalde republicano del pueblo, en la posguerra sufrió la represión franquista a la que fue sometida su familia. Estudió el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Almería, donde tuvo la suerte de tener como profesora de lengua y literatura a la poetisa y dramaturga catalana Celias Viña que le animó y orientó en su vocación literaria. Una vez finalizado el bachiller, en 1953, marcha a Barcelona, donde consiguió una beca para estudiar derecho, carrera que abandonó a los pocos años de iniciada, para dedicarse de lleno al teatro en Madrid. Publicó una colección de poemas Ocasión de paganismo y obtuvo el Premio Nacional de Narrativa Breve por El último Cristo. En 1960 tiene lugar su primer estreno con la obra Elecciones generales, que fue premiada en el I Fetival Nacional de Teatro Nuevo. Dos años más tarde quedó finalista del Premio Nacional Calderón de la Barca y obtuvo el Premio Nacional Lope de Vega por su obra Diálogos de la herejía, en la que afrontó con audacia y originalidad un tema histórico, el de los alumbrados del siglo XVII, premio que la censura hizo que quedara desierto y la obra, prohibida. En 1964 se estrenó en el Teatro Reina Victoria de Madrid una versión censurada de la obra. Al año siguiente estrena en el Teatro Marquina de Madrid, también en versión censurada, Los gatos. Muchas de sus obras de esos años ni subieron a las tablas ni fueron publicadas como sucedió con Unos muertos perdidos, Doña Frivolidad, Historia privada de un pequeño pueblo, Verano. El tribunal, 1001 Mesías, Prometeo, Balada matrimonial, El salón... Tradujo y adaptó obras dramáticas francesas, tales como: Intermezzo, La folle de Chaillot de Jean Giraudoux y La révélation de René-Jean Clot. En 1966 nuevamente obtuvo el Premio Nacional Lope de Vega con Queridos míos, es preciso contaros ciertas cosas, y la censura volvió a prohibir la obra.


Harto de la represión y de la censura franquista Gómez Arcos se vio obligado a abandonar España y exiliarse en Londres, donde estuvo dos años, para desde allí establecerse definitivamente en París, en junio de 1968. En los café-teatro donde trabajaba de camarero o de cocinero, comenzó a estrenar algunas de sus obras, e incluso, hasta las dirigió e interpretó. En 1969 consiguió estrenar en el Café-Théàtre de l'Odéon dos piezas cortas Pré-papa y Et si on aboyait. Continuó escribiendo obras de teatro entre las que sobresalen Adorado Alberto, estrenada también en 1969, Cena con Mr. & Mrs. Q, estrenada en 1972 y Sentencia dictada contra P. y J. e Interview de Mrs. Muerta Smith, por su fantasmas.

El editor de Sotck, que había sido espectador de Et si on aboyait, le propuso, en 1974, que escribiese una novela en francés, a los pocos meses, tras un viaje a Atenas, publica L'agneu carnivore (El cordero carnívoro), con la que obtuvo el Prix Hermès de 1975, a la mejor primera novela en lengua francesa. A partir de esta novela cambió su suerte, en 1976 apareció su segunda novela María República y un año más tarde Ana non (Ana no), uno de sus grandes éxitos, con las que ganó el Prix Thyde Monnier en 1977 y el Roland Dorgelès en 1978. Aparecieron luego las novelas Scene de chasse (furtive) (1978), finalista del Goncourt, Pré -papa ou Roman de fées (1979), Lénfant miraculée, (La enmilagrada), L'enfant pain (El niño pan), Un oiseau brûle vif (Un pájaro quemado vivo) (1984), también finalista del Goncourt, Bestiare (1986), L'homme à genoux, L'Aveuglon (Marruecos), Mère Justice (1992), La femme d'emprunt (1993) y L'ange de chair (1995).

Agustín Gómez Arcos, exiliado en Francia en busca de la libertad, triunfó escribiendo sobre España en francés, gozó de la admiración y respeto del presidente de la República francesa François Mitterrand y el Ministerio de Cultura francés, en 1985, le otorgó. la condecoración de la Orden de las Artes y las Letras, en grado de Caballero, y, diez años más tarde, en grado de Oficial. Y es que, como dijo este andaluz, uno de los últimos escritores exiliados del franquismo: “En Francia aprendí a escribir libremente”.

Francisco Arias Solís


Donde mora la libertad, allí está mi patria.


XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad


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