Juan Jose Alvarez

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Palabras del diputado Juan José Alvarez sobre su libro - Publicado a las 11:22 PM el 18/4/2013 por Juaj Jose Alvarez
Primero, como corresponde, y más allá de la formalidad, quiero expresar mi agradecimiento. Mi agradecimiento a la casa que hoy nos recibe, a la Universidad del Salvador, a EPOCA. Quiero agradecer a Laura San Martino doblemente: primero, porque ha puesto un empeño, un esfuerzo para que este libro pueda hoy estar aquí con nosotros, que es realmente encomiable, Laura, y te lo agradezco profundamente. El segundo agradecimiento es porque, además, es una estudiosa y una intelectual de primer orden y muchas de las cosas que ella ha escrito me han resultado absolutamente estimulantes y se ven reflejadas en mi obra. Quiero agradecerle a Roberto y a Nicolás Dromi, a quienes cuando les propuse los originales de este trabajo, en un momento en el que algunos podrían haber pensado si era conveniente o inconveniente que apareciera un libro de Juan José Alvarez, no dudaron en poner como único requisito la calidad del mismo. Esto demuestra que el pluralismo y la apertura de las ideas no es un lugar común en esta casa, por lo menos, sino que es realidad.
 
Quiero agradecer a quienes han colaborado enormemente para escribir este libro que con muchas citas y bibliografía, pueda hoy estar entre nosotros. Recuerdo cuando hace ya unos cuantos años, con el hoy secretario de Control comunal, que está aquí conmigo, y estábamos en la Municipalidad de Hurlingham, y empezamos a darle vueltas a esta idea de que nuestra experiencia, nuestros pareceres, lo que era motivo de nuestras discusiones, pudiesen estar plasmados en un libro, pudieran estar escritos. Agradecerle fundamentalmente el impulso y la ayuda al ministro de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, licenciado Gorgal, me dio para que este trabajo pudiera realizarse. A quienes ya agradezco en el libro, y en el nombre de Bernardo, quiero agradecer nuevamente a todos.
 
Quiero agradecer profundamente a una de las personas que realmente respeto, no solamente porque es un gran escritor, no solamente porque es un gran pensador, sino fundamentalmente porque exuda patriotismo, que haya tenido la delicadeza de presentar este libro, a mi amigo Abel Posse.
 
Quiero agradecer a quienes hoy me han venido a acompañar, todos amigos muy queridos, y quiero en el nombre de algunos mencionar a todos a quienes me han acompañado en los momentos más difíciles que seguramente nos ha tocado vivir a los argentinos en los últimos cincuenta años, que me han acompañado y que hemos participado en el gabinete nacional: el doctor Horacio Jaunarena, Miguel Angel Toma, el embajador Caselli y tantos que en momentos en que era más fácil decir que no, dijimos que sí. Quiero agradecer a mis compañeros del bloque de diputados del Justicialismo Nacional; están por allí Eduardo Camaño, Jorge Sarghini, Francisco De Narváez, Adrián Menem, Alejandra Oviedo.
 
Quiero agradecer dos presencias que, más allá de las diferencias políticas que podamos tener, hoy están acá y realmente me pone muy pero muy contento, me refiero al diputado Lamberto y me refiero al diputado Burzaco. Quiero agradecer también la cantidad importante de adhesiones, de llamados, el estímulo que he recibido para seguir adelante con este trabajo. Y quiero, por último en tren de agradecimientos, señalar la presencia de quien ha sido para muchos de nosotros, y sigue siéndolo, un maestro, y que ha sido un funcionario cabal. Me refiero al doctor Augusto Belluscio.
 
Realmente parece casi un contrasentido que alguien que ha sido conocido por haber tenido que enfrentar emergencias –fundamentalmente me han tocado en materia de seguridad, aunque no solamente-, y quien ha sido llamado en momentos difíciles en materia de seguridad, quien ha tenido que lidiar, mejor o peor, en emergencias y en crisis muy graves, esté planteando que hay que volver a andar el camino de la normalidad.
 
Creo sinceramente que la normalización de esta situación de emergencia ha generado un profundo y grave cambio institucional en nuestro país. No solamente porque las instituciones dejan de funcionar o funcionan mal, sino, como sabemos, las instituciones, así como nacen, así como se fortalecen, si no se cuidan, se debilitan y mueren. Además, una actitud de ejemplo por parte de las más altas autoridades nacionales, con esta recurrencia a la emergencia y a las soluciones de emergencia es repetida en los niveles provinciales y en los niveles municipales. Con lo cual la situación aún es más seria y más grave.
 
Instituciones débiles, escasos mecanismos de control, mayor facilidad para la corrupción, sin ninguna duda. Los temas políticos graves, serios, que hemos intentado acometer en este libro, es lo que se han jugado no en la circunstancia de la vida política. No me anima ningún sentido de la oportunidad; no tengo la idea de que este libro sea un panfleto para sobrepasar alguna circunstancia, en este caso, electoral. Creo que flaco favor haría si utilizara estos temas simplemente para una coyuntura. Es porque creo que estos son los temas centrales; es porque creo que en la resolución de estas cuestiones va el futuro de la república. Es porque creo que debemos analizarlo profundamente.
 
Recuerdan los legisladores que acá me acompañan, que cuando estábamos discutiendo una de las cuestiones que a mí me parecía central, y que tenía que ver con la modificación sí o no del Consejo de la Magistratura, un legislador dijo en una reunión, cuando habíamos terminado de argumentar –creo que Francisco estaba ese día en la reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales-, ”¿De qué estamos hablando?, si esto le interesa solamente al tres por ciento de la población”. Y la verdad, ese también fue un gran estímulo. Ya en ese momento el libro estaba en su etapa final, y para terminarlo es una suerte que discutamos que sea justamente al revés. Estas son las cosas importantes. Claro que si se le pregunta a alguien respecto de sus problemas va a contestar y, con razón, por la inseguridad, por la salud, por su empleo, por la salubridad de su habitat, limpieza, el asfalto, la luz, etc. Pero lo que no es menos cierto es que esto no funciona si no hay un sistema institucional que le de sustentabilidad a las decisiones políticas. Decisiones políticas que en la Argentina pareciera ser que están en contra del control. En la Argentina –quiero recordar, para que no se quiera poner nombre y apellido a esto que digo, este trabajo empezó hace muchos años- pareciera ser que el control estorba. Y en realidad no es una función la de controlar sino que pareciera para algunos que es la función de estorbar. En la resolución de esta dialéctica –mejor más gobernabilidad, mejor más control- una a expensas de la otra, nos da el resultado una situación como la que estamos viviendo.
 
El aspecto fundamental de la crisis de nuestro país es lo urgente sobre lo necesario. Podríamos decir, lo táctico sobre lo estratégico. Pudiéramos ahondar como lo instrumental por sobre lo conceptual. Pareciera ser, entonces, que discutir desde el principio es algo así como un divertimento de determinado claustro universitario o académico y poco tiene que ver con la vida nuestra de todos los días. Lo que intentamos sostener y fundamentar en este libro es justamente lo contrario. Esto es lo importante, esto es lo necesario, y de aquí van a aparecer soluciones, no solamente para el momento actual, sino soluciones para el futuro.
 
En la política es más fácil crear que reformar. Como aquello que, decía Aristóteles, es más fácil aprender que olvidar lo aprendido. Nosotros no tenemos una vocación fundacional. Nosotros creemos que esto empezó en la Argentina el día en que a alguno se le ocurrió hacer algo, y entre ese algo escribió un libro. Nosotros creemos que debemos reformular nuestro sistema institucional. Creemos que debemos empezar seriamente a avanzar sobre esta cuestión, porque si no, tengo la impresión de que estamos discutiendo lo periférico y nos estamos olvidando lo central.
 
Tengo y tuve siempre una enorme vocación política. Soy un político. Bueno, malo, regular; he hecho cosas bien, no tan bien; horribles para otros. No me avergüenzo de mi actividad. Estoy orgulloso de mi actividad. Sabe mi familia, mi mujer y mis hijos, mi madre; lo sabía bien mi padre porque discutimos mucho de estos temas –y tuve la suerte, por lo menos, de que pudiera leer y corregirme las primeras versiones de este libro- lo que he sufrido, lo difícil que ha sido, pero también saben el orgullo que tengo por la actividad que realizo. Nadie que no está contento con lo que hace puede…
 
Yo tengo en esta vocación política, también un compromiso, como debemos tener los que abrazamos la política. Y es que queremos ser mejores. Tenemos una vocación perfectiva. Quien no tiene una vocación perfectiva, quien no quiera perfeccionar esta actividad, cae en un relativismo que me parece una grave inmoralidad.
 
En definitiva –y para no hacerlo muy largo, porque si les resumo bien el libro no lo van a comprar- lo que yo quiero decir es que debemos iniciar, comprometernos en una discusión sobre lo que estamos convencidos que es esencial: creemos que una ciudad que no tiene ciudadanos, esto es, una ciudad que tiene simplemente habitantes, no es una ciudad, se parece bastante a una cárcel.
 
Creo sinceramente que la Argentina tiene enormes posibilidades y este es un momento más que adecuado para avanzar sobre estas cuestiones. Depende también de nosotros. Depende también que planteemos estas cuestiones como cuestiones de agenda.
 
La próxima vez que –y estoy amenazando- escriba algo, voy a tener una enorme satisfacción, tal vez la más importante y que hasta ahora no tuve, y es que cuando se me presenta y se da mi currículum, en realidad mi currículum lo que dice es que este es un país muy rumboso, si no alguien no podría haber tenido tantos cargos y tan distintos en una sucesión tan veloz, eso fue casi circunstancial. Fue casi una casualidad. La próxima vez sí voy a estar muy orgulloso de que puedan decir que he escrito “Crisis de gobernabilidad y control en Argentina”.
 
A todos, de nuevo, muchísimas gracias.
 

Juan Jose Alvarez


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