| Alvarez, un dirigente dialoguista, frontal y experto en seguridad
 - Publicado a las 05:24 PM el 29/4/2013 por Juaj Jose Alvarez Durante el último año se llamó a   silencio y optó por el bajo perfil. Ahora, a un paso de ocupar la   Secretaría de Seguridad porteña, y luego de la tragedia en el   boliche República Cromagnon que ya se cobró 187 vidas, el   diputado nacional Juan José   Alvarez (PJ-Buenos Aires) regresa a un lugar de   máxima exposición pública.
 
 Ubicado en una de las últimas filas en el recinto de la Cámara   baja, Alvarez no pronunció muchos discursos desde que asumió su   cargo por el PJ en diciembre de 2003, como parte del llamado   "tren fantasma", frase con la que la oposición identificó a las   viejas figuras de la política que llegaron a la Cámara y   desilusionaron a quienes esperaban nuevas caras, luego de la   crisis de 2001 y del "que se vayan todos".
 
 Alvarez conoce bien la cartera de Seguridad, que comenzaría a   manejar en las próximas horas. De perfil dialoguista y a la vez   frontal, entre el 25 de octubre y el 23 de diciembre de 2001 fue   secretario de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, durante   la administración del entonces gobernador Carlos Ruckauf, gestión   signada por los saqueos que conmovieron al país.
 
 Se lo acusó de conducir una policía ineficaz, pero él se defendió   con su estilo: "Prefiero que se pierdan latas de tomates y no   vidas humanas", respondió.
 
 El 24 de diciembre de 2001 el funcionario fue elegido por el   fugaz presidente Adolfo Rodríguez Saá para la Secretaría de   Seguridad Interior, cargo en el que fue confirmado más tarde por   el ex primer mandatario Eduardo Duhalde, su padrino político.
 
 Desde esa función, Alvarez coordinó el operativo conjunto de las   fuerzas de seguridad montado alrededor del puente Pueyrredón, el   26 de junio de 2002, para contener una protesta piquetera.
 
 Ese día, la marcha terminó con la muerte de los piqueteros   Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, militantes del Movimiento   de Trabajadores Desocupados (MTD) Aníbal Verón, que obligó a   Duhalde a acortar seis meses su mandato presidencial.
 
 Moderado
 
 El 10 de julio de ese año fue premiado por su mentor y juró como   ministro de la unificada cartera de Justicia y Seguridad. Esquivo   a la hora de las definiciones políticas (no se considera ni   partidario de la "mano dura" ni "garantista"), Alvarez acompañó a   Duhalde hasta el final de su mandato y volvió al Ministerio de   Seguridad provincial de la mano del gobernador Felipe Solá, en   septiembre de 2003, en reemplazo de Juan Pablo Cafiero.
 
 "Hay policías buenos y policías malditos", declaró un mes después   de asumir, cuando la política gubernamental de depuración   policial que defendía comenzó a mostrar su ineficacia y a recoger   descontento en las fuerzas de seguridad.
 
 El ex ministro de Justicia Gustavo Beliz había calificado por   esos días de "gravísima" la situación de inseguridad en la   provincia y preparaba el plan de seguridad anunciado en la Casa   de Gobierno en abril de 2004, sin concreción efectiva.
 
 "Los lemas de mi gestión son idoneidad y transparencia", afirmó   luego este abogado, egresado de la UCA. Primer intendente del   partido bonaerense de Hurlingham (entre 1995 y 1998, y desde 1999   hasta 2001), y alguna vez cercano a Carlos Menem, Alvarez forjó   un fuerte vínculo político con otros dos jefes comunales de   extracción duhaldista: Alberto Balestrini (La Matanza) y Julio   Alak (La Plata), con quienes formó un polo de poder independiente   dentro del PJ, conocido como "Los tres mosqueteros".
 
 Integrante de las comisiones de Legislación General, Asuntos   Constitucionales, Comunicaciones e Informática, Juicio Político y   Transportes, desde que asumió en Diputados presentó sólo nueve   proyectos, según datos extraídos de la página web de la Cámara   baja.
 
 Ahora, a los 50 años, este hincha fanático de River Plate que   suele jugar de arquero en improvisados picados con sus amigos   tendrá que utilizar sus reflejos, experiencia y cualidades de   negociación para delimitar cuidadosamente las políticas que   utilizará para poner paños fríos sobre el dolor y la furia de una   sociedad sacudida por la tragedia.
 |