Pirlo de Félix


Mi psudónimo para escribir cuentos, relatos breves y artículos de opinión propia es pirlo de félix básicamente escribo articulos ensayando en prosa.

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Justicia para Marcela by Pirlo de Félix

Publicado a las 11:02 AM - 17/10/2009

JUSTICIA PARA MI VACA

Este texto que aquí os mostraré me lo encontré hace años dentro de un baúl de una casa muy antigua que tuve que restaurar. El texto estaba escrito en pergamino lo que da a entender la importancia del mismo. Estaba fechado en mil setecientos doce y el escrito parece ser que iba dirigido a una persona importante de la época, creo que un conde de Barcelona al que el escritor, escribía pidiendo justicia. El texto comienza así:

Espero que su excelencia el señor y conde de Barcelona, tenga a bien impartir justicia en el caso que aquí le mostraré, y espero que usted medie entre el alcalde y el veterinario de este condado del que usted es el principal y primer gobernante.

Roberto Rodríguez es ganadero de profesión y tiene ganadería propia de vacas lecheras. Hay veces que para no gastarse mucho dinero pagando piensos para el engorde de las vacas, se la deja a un mediero para que este la alimente y ordeñe y con los beneficios de la leche page el esfuerzo y el gasto de alimentar a la vaca.

El mediero era conocido suyo y era también vecino de este condado. El mediero se llamaba Esteban Márquez y no es la primera vez que, cojía una vaca para qué él la engordase y se sacara los dineros vendiendo la leche y así pagar el esfuerzo de ordeñarla y pagar el pienso que se comía.

Esta vez Roberto Rodríguez se fue a por su vaca, por que ya tenía un comprador en el mercado de la carne apalabrado para venderle a Marcela, que así pone que se llamaba la vaca.

Esteban Márquez no quiso darle la vaca diciendo, que en el último año la vaca Marcela había comido más pienso y le había hecho más gasto que leche ella había producido y que si pesaba a la vaca, antes de que me la pudiera llevar, había de pagarle la mitad de lo que pesaba en dinero.

Con este conflicto se fue Roberto a ver al alcalde Don Gregorio, que también sabe de leyes y les dio cita a los dos, para escucharlos y así tomar una decisión.

Se presentaron Roberto Rodríguez y Esteban Márquez en casa de Don Gregorio, que esta vez ejercía de abogado así que antes de hablar él y escucharnos a nosotros, les pasó una minuta por un importe de cincuenta pesetas. La cual Roberto pagó de inmediato, pero que Esteban Márquez se la guardó y le dijo al alcalde que ya le pagaría.

Habló Esteban Márquez en primer lugar y expuso así los hechos que la vaca no era suya y, que él la tenía en calidad de mediero, el le había de alimentar y ordeñar y los beneficios del ordeño eran para él. Pero dijo también que él no devolvía la vaca porqué durante el último año la vaca daba muy poca leche y comía mucho aunque Esteban igual le daba de comer, por último dijo que si tenía que devolver la vaca había que pesarla y, la mitad de su peso pagarlo en dinero.

Roberto empezó diciendo que cuando le dio al mediero Esteban Márquez la vaca, no sufría enfermedad alguna y, que tenía la vaca apalabrada con un comprador del mercado de carne y, que si faltaba a su palabra entre la gente que compra en el mercado su reputación se vería manchada, pues el comprador ya le había pagado un anticipo para que Marcela fuese llevada al matadero.

El abogado y alcalde al oír que la vaca podía estar enferma dijo; que a la mañana siguiente irían él y un veterinario a comprobar el estado de la vaca, así que la vaca quedaba en depósito en la finca de la mujer del alcalde, hasta que el alcalde o veterinario diesen otra orden.

El veterinario llegó a la mañana siguiente a la finca del señor alcalde y dictaminó que había que ponerle una inyección, en la que él llevaba tiempo trabajando, que era costosa de dinero y, que no se había probado antes en ningún animal. El alcalde sacó de su bolsillo cincuenta pesetas, pagó la inyección y el veterinario la puso en cuarentena.

Esto que ocurre ahora es lo mas doloroso para Roberto Rodríguez ya que por la tarde vio pasar al alguacilillo del pueblo en dirección a la granja de Esteban, se saludaron y, a la media hora, vio que volvía, de la granja de Esteban Márquez, le preguntó al alguacilillo si habían hablado sobre la vaca Marcela y que si podía ir ya a la finca del alcalde a llevarse su vaca, para entregarla al matadero. El alguacilillo le dijo que la vaca ahora era del alcalde, porqué Esteban en vez de pagar la minuta, le dio la vaca, a cambio de que le quitara la deuda.

Por la mañana salió Roberto Rodríguez en dirección a la finca del alcalde y vio que la vaca tenía las ubres llenas de leche, y que toda la gente del pueblo estaba esperando que el veterinario sacara sangre de la vaca, para inyectarle a las vacas de otros ganaderos del pueblo y del contorno que querían sanar de igual forma a sus vacas.

Roberto le dijo a la gente del pueblo que la vaca era suya y que la primera inyección que le pusieron casi la había pagado él, del precio de la minuta, y ahora toda la gente quería que el veterinario les pusiera la misma inyección que sacaban de su vaca, a la que ellos llaman “la vacuna”.

Que por cada inyección el alcalde y el veterinario hacen pagar cien pesetas.

Por eso Roberto escribe al conde de Barcelona para que antes de que se extienda por todo su condado las propiedades curativas de “la vacuna”, tenga el algo de beneficio en cada inyección.



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