Apuntes de un vasco en el exilio
Publicado a las 12:24 PM - 14/11/2009
Apuntes de un vasco exiliado por Pirlo de Félix
APUNTES DE UN EXILIADO DEL PAÍS VASCO
Entre las provincias de Castellón y Teruel existe un pueblecito de montaña de estilo rural, llamado Valle Rojo, este nombre le viene dado por el color de las montañas de las que esta rodeado pues son montañas donde hay mucha arcilla y de ahí le viene el nombre.
Valle Rojo es la mejor zona de descanso en los periodos estivales, ya que el fresco de la montaña permite descansar mucho en las noches de verano caluroso que hay por estas latitudes. Por el día la actividad más relajante es tomar el fresco en el hotel rural que tiene el valle.
A este pueblo de montaña acostumbra a veranear Ricardo Monteagudo que es escritor y periodista de un periódico llamado el diario de Teruel. Ricardo Monteagudo tiene pensado escribir un artículo o una novela en la que el tema principal sea la represión que sufren todos los vascos sin límite de edad o de sexo a manos de los terroristas de la izquierda arbetzale.
Ricardo Monteagudo estaba sentado en el porche del hotel de montaña una mañana de primeros de julio, cuando vio a un hombre vestido de pantalón y camisa blanca, con barba canosa y pelo plateado, las uñas muy limpias, de estatura media y bastante entrado en años, llevaba un gorro de paja en la cabeza y unas gafas de sol rayban.
Ricardo Monteagudo es muy conocido por el personal de la cafetería del hotel y así que llamo al joven camarero y le dijo que si él conocía al anciano que estaba delante de él sentado.
El camarero le dijo que el señor por el que le preguntaba estaba registrado en el hotel con nombre falso y que tenía pagada por anticipado la estancia en aquel hotel por el resto del año. El camarero no le quiso decir más, pero por último añadió
-Este señor está de incógnito por la razón de ser vasco y no querer escribir a favor de los terroristas que hay en su país y estos le tienen amenazado de muerte, por eso se ha refugiado en este pueblo y en este hotel rural de valle rojo.
Las razones de aquel joven camarero no hicieron más que aumentar las ganas de conocer a aquel anciano por parte del escritor turolense Ricardo Monteagudo. (El anciano tenía nombre y apellidos pero que para respetar su clandestinidad aquí no escribiremos su nombre).
A los veinte minutos el anciano exiliado del país vasco, pidió la cuenta. El camarero le cobró. El anciano de pelo y barba blanca, se puso las gafas de sol. se colocó bien el gorro de paja y salió caminando hacia la montaña.
Ricardo Monteagudo vio al hombre como se alejaba con un andar firme y pensó que iba a hacer un paseo por la montaña, cosa muy normal, ya que el aire fresco y los olores puros del monte ayudan a los hombres pensativos en sus cavilaciones. Notó Ricardo que el anciano dejó unos folios con unos apuntes, este se levantó de su silla y recojió las anotaciones del anciano de blancas canas. No pudo Ricardo contenerse y empezó a leer los apuntes, los cuales decían:
La Izquierda arbetzale de Euskadi y su brazo ejecutor son mozos que viven y hacen sus fechorías por todo el territorio del país vasco. Pero estos mozos y mozas no quieren ni estudiar, ni trabajar, solo esperan la oportunidad de hacerse ricos cuando los terroristas y los políticos radicales controlen el país vasco, entonces les darán a estos buenos puestos y buenos sueldos de funcionarios por liberar a los vascos de la represión de el gobierno de España. Los cuerpos de seguridad y fuerzas del estado son lo que con su vida defienden al resto de vascos y vascas de la violencia de estos grupos terroristas.
Si algún día Euskadi fuera el país libre por el cuál los radicales arbetzales nos matan, extorsionan, secuestran, nos hacen coches bomba, nos queman nuestros locales e incendian nuestras fachadas, nos reprimen con sus amenazas de muerte. Si algún día estos terroristas obtuvieran el control policial, ejecutivo, judicial y legislativo del país vasco incluyo las tres provincias Guipuzcoa, Alava y Vitoria, la matanza y la persecución a los propios vascos que vivimos allí sería igual a la limpieza étnica ocurrida en la extinta Yugoslavia. Dónde el genocidio fue tan brutal que a los terroristas que la hicieron posible los tiene sentados en el tribunal de derechos humanitarios de La Haya y están perseguidos por crímenes de guerra.
Si el gobierno de España y las fuerzas y cuerpos de seguridad española nos vendiesen a los radicales y terroristas arbetzales, dándoles el poder de ejecutar, legislar y juzgar al resto de vascos que ahora no apoyan a este grupo de radicales y asesinos, estos radicales terminarían con el resto de los habitantes del país vasco.
Por que no hay paz en Euskadi, por la sencilla razón de que la izquierda arbetzale quiere mandar ella, para que sea ella la que reprima a los vascos y vascas de las tres provincias de Euskadi.
Quiero defender al libertad de vivir en el país vasco, ya que por haber nacido allí o por trabajar allí o por tener una empresa allí, o por vivir allí no tiene una persona que sufrir la represión de los terroristas de la izquierda arbetzale.
Defiendo la vida en libertad del hombre y de la mujer y de los jóvenes del país vasco ante la barbarie, la extorsión, la amenaza constante, el tiro en la nuca, el coche bomba, los incendios provocados, las manifestaciones que terminan en guerras campales, contra la policía autónoma vasca. Policía que es tan vasco como lo es el líder de la izquierda arbetzale sólo que el primero ha querido ganar el sustento para su familia aprobando una oposición al cuerpo de policía de la comunidad autónoma vasca.
El día que los asesinos vean al resto de ciudadanos como trabajadores, será el día que los terroristas verán que el gobierno de España no reprime a nadie. Y que son ellos los radicales de la izquierda nacionalista los que asesinan a trabajadores que sólo cumplen con su labor llevar un sueldo y un trozo de pan a sus casas, para criar a su hijos que son tan vascos y tan libres de trabajar y estudiar donde quieran como pueda ser el hijo del líder de la izquierda arberzale.
A Ricardo Monteagudo estos apuntes del viejo exiliado de su tierra, le recordaron que el también quería hacer una novela o escribir en el periódico de su localidad, sobre cómo entendía el problema que han creado en euskadi los terroristas y los radicales de la izquierda nacionalista o arbertzale.
A sí que Ricardo espero al día siguiente para poder hablar con el exiliado y amenazado escritor vasco para devolverle sus escritos y para preguntarle si el le daba su permiso para publicarlos en el diario de Teruel, donde Ricardo Monteagudo tiene un espacio para escribir.