La mancha de los presidentes autocráticos se extiende en Latinoamérica. Atrás del Presidente-dictador cubano, aparecen las reformas constitucionales en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, que lo que buscan es aumentar el poder y facultades presidenciales, convirtiéndolos en autócratas constitucionales y en camino a ser dictadores. En Argentina, la Constitución otorga al Presidente las atribuciones y poderes suficientes para ser un autócrata constitucional, como lo es en la actualidad. Las naciones latinoamericanas con historia de gobiernos absolutos, copiaron el sistema presidencial de Estados Unidos, donde su historia se fundamentó en la preponderancia de los derechos y libertades individuales, de la autonomía de los Estados, del respeto a la ley y que el gobierno es del pueblo. Nuestro presidencialismo fracasó, quedándose en el absolutismo colonial, mientras que España ha saltado del absolutismo a la democracia. Es el cambio que debemos producir en nuestras naciones, y que solo nosotros podremos concretarlo.
El camino es remplazar el presidencialismo por el sistema parlamentario, que la ciudadanía elija directamente a sus legítimos representantes, que el Parlamento designe y remueva al jefe de gobierno y que sus atribuciones no interfieran con la de los gobiernos provinciales.
21/10/2007
Dr. Marcelo J. Castro Corbat
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