1854 - 8 de diciembre - 2007
Fiesta de la Inmaculda Concepción
El 8 de Diciembre de 1854 el Papa Pío XI (Mastai-Ferrelli) proclamó por la Bula Ineffabilis Deus, el dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María...Para honor de la Santa e Indivisa Trinidad, para gloria y ornamento de la Virgen Madre de Dios, para exaltación de la Fe católica y acrecentamiento de la religión cristiana...
Llovía torrencialmente sobre el Vaticano, pero el en momento de la declaración solemne, un rayo de sol dibujó un camino entre las gruesas nubes que cubrían el cielo de Roma, y penetrando las ventanas de la cúpula iluminó la persona del Papa y su trono con luz resplandeciente. Igualmente, en ese instante la voz del Santo Padre llegó a ser tan pontente, que se escuchó hasta en el último rincón de la enorme basílica.
Cuatro años más tarde, la Santísima Virgen venía a confirmar dicha proclamación, en sus reiteradas apariciones a la humilde Bernardette en la gruta de Lourdes al decirle: Yo soy la Inmaculada Concepción.
Pidamos a Nuestra Señora por la Patria Argentina,
Hispana, Católica y Mariana desde su nacimiento,
para que aleje esta noche ya larga de destrucción de su esencia.
Para que termine la insoportable burla y ofensa a todos nuestros valores católicos fundacionales.
Para que dejen en paz a la familia, a nuestros hijos.
Para que los argentinos volvamos a ser muchos.
Para que termine el elogio al erotismo promiscuo y al divorcio, y la legitimación del aborto encubierto.
Para frenar la alcoholización y la drogadicción
de nuestra juventud.
Para recuperar la dignidad del trabajo fecundo y creador y una vejez digna.
Para que termine el despojo de la inflación y la usura insticionalizada.
Para que brille otra vez en nuestra Patria la esperanza en Cristo Rey,
a la sombra del manto de María.
Pidamoslo con una
Cruzada de las tres Avemarías
en honor de la Santísima Trinidad, hasta que el Cielo nos inspire
hacerlo con el Rosario, como lo pidió tantas veces la
Santísima Virgen.
Que este 8 de diciembre de 2007 coloquemos la piedra basal
de esa nueva Argentina que todos ansiamos
¡Solo tres Avemarías!, todos los días.