La videncia y los videntes

Adivinar el mañana

Desde el principio de los tiempos el hombre ha mirado el mañana, el cielo estrellado, pensando en el futuro. Surge mil formas de  adivinar el futuro, todas ellas inspiradas en la fantasía, la imaginación y la intima convicción de un nexo de unión con la vida, con el misterio que nos impulsa hacia delante. Esto de la adivinación tiene que ser entendido como el poeta, en clave poetica.

Asi el poeta Angel Gonzales nos cuenta que,

Pero el futuro es diferente
al porvenir que se adivina lejos,
terreno mágico, dilatada esfera
que el largo brazo del deseo roza,
bola brillante que los ojos sueñan,
compartida estancia
de la esperanza y de la decepción, oscura
patria
de la ilusión y el llanto
que los astros predicen
y el corazón espera
y siempre, siempre, siempre está distante.

Pero el futuro es otra cosa, pienso:
tiempo de verbo en marcha, acción, combate,
movimiento buscado hacia la vida,
quilla de barco que golpea el agua
y se esfuerza en abrir entre las olas
la brecha exacta que el timón ordena.

En esa línea estoy, en esa honda
trayectoria de lucha y agonía,
contenido en el túnel o trinchera
que con mis manos abro, cierro, o dejo,
obedeciendo al corazón, que manda,
empuja, determina, exige, busca.
¡Futuro mío...!Corazón lejano
que lo dictaste ayer:
no te avergüences.
Hoy es el resultado de tu sangre,
dolor que reconozco, luz que admito,
sufrimiento que asumo,
amor que intento.

Pero nada es aún definitivo.
Mañana he decidido ir adelante,
y avanzaré,
mañana me dispongo a estar contento,
mañana te amaré, mañana
y tarde,
mañana no será lo que Dios quiera.
Mañana gris, o luminosa, o fría,
que unas manos modelan en el viento,
que unos puños dibujan en el aire.

Otro poema sobre el futuro más alla de nuestras vidas en mañana es el futuro

Realidad de la videncia natural

Cuando hablamos en el mundo de la videncia de la videncia natural tal parece que nos refiramos a alguien que ha nacido con poderes extraordinarios. De hecho el significado más real de la palabra se le adjudica al poeta, el que tiene el don de la videncia...de ver las cosas ocultas al mundo prosaico.

A las estrellas

Esos rasgos de luz, esas centellas
que cobran con amagos superiores
alimentos del sol en resplandores,
aquello viven, si se duelen dellas.
Flores nocturnas son; aunque tan bellas,
efímeras padecen sus ardores;
pues si un día es el siglo de las flores,
una noche es la edad de las estrellas.
De esa, pues, primavera fugitiva,
ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere;
registro es nuestro, o muera el sol o viva.
¿Qué duración habrá que el hombre espere,
o qué mudanza habrá que no reciba
de astro que cada noche nace y muere.

Calderón de la Barca