Cáscaras, hojitas feas, semillas, brotecitos incomibles… ¿cómo reciclarlos?

Por Andrea Jatar, creadora de De la Olla, www.delaolla.com

Cada vez que comemos una fruta, limpiamos verdura, tomamos mate, café, té o lo que sea, dejamos pequeños o grandes residuos que podemos reciclar, darles otros usos o generar compost para que nuestras plantas crezcan mejor.

Hay cáscaras que podemos confitar para disfrutar como bocadito o como postre, como la del limón, de la naranja o del pomelo. O rallarlas y perfumar tortas, carnes; ponerlas en minibolsitas de algodón y aromatizar roperos y cajones. Y de paso, si son de naranjas, espantar a las polillas. O hacer aguas frutadas, con manzana, pera y cualquier cítrico. También, como alimento de nuestras plantas: el compost, junto con las hojas, trozos y brotes de descarte.

Hacer compost es muy sencillo. Con dos recipientes de plástico que quepan uno dentro del otro, una tapa, un ladrillito o algo que haga de base entre los dos tachitos, un poco de tierra y otro de aserrín para evitar el olor nauseabundo ya nos podemos embarcar en la tarea. Así que, hacés agujeros en el recipiente más chico y lo colocás después del ladrillo dentro del plástico mayor. Ahí empezás a poner por capas: aserrín, tierra, tus desechos picados, aserrín, tierra, tus desechos picados, aserrín, tierra, tus desechos picados… Si está seco, lo regás un poco. Lo tapás y lo alimentás día tras día. Unas dos semanas después lo revolvés y seguís tirando tus desechos picaditos hasta que el tachito esté lleno. Ahí habilitá una nueva compostera y dejá esta un par de meses a que se desintegre todo y entonces le das todas esas nutrientes a tus plantitas. Esta es mi forma de compostar.

Pero lo que más disfruto es de darle otros usos a las cascaritas.

La de naranja, la cortás bien finita, la ponés dentro de una bolsita de gasa y la colgás en tu ropero. ¡No hay polilla que entre ahí! O para aromatizar el ambiente como recipiente de velas.

También podés hacer tiritas pequeñas con la parte de color, la hervís hasta que tiernicen con un poco de agua y azúcar, la escurrís, la ponés en una asadera con azúcar encima y la horneás a fuego bien bajo el tiempo que puedas, hasta que se sequen. Las dejás enfriar y las envasás. Luego las usás como bomboncito para el café, para decorar un postre o como fruta confitada para hacer tortas o cocinar, por ejemplo, un rico cerdo a la naranja. ¡Y chupate los dedos!