Arte que es meditación

Inspirada por una técnica milenaria cruzada con el concepto de slow made, Andrea Arcuri expresa desde su Atelier en San Isidro una mirada lúdica y energética que contagia alegría. Con más de una década de trabajo se ha convertido en referente local de esta práctica nacida en China.

El recorrido de Andrea Arcuri no comienza con la pintura sobre seda, técnica a la que llega luego de formarse en diversas áreas y a la que dedica desde hace más de 12 años gran parte de su potencia creativa. Exponente de la tendencia actual, en la que una confluencia de saberes dan lugar a una práctica extraordinaria, recorrió distintas instancias de formación hasta dar con la disciplina que hoy la tiene como referente en Argentina.
Durante los años ‘80 participó en los talleres de Rafael Martin (escultura) Alfredo Willimburgh (fotografía publicitaria). En los 90´s se especializó en el área digital con programas de diseño y edición. Recibida como Diseñadora Gráfica en la Universidad de Buenos Aires, hasta el 2003 dirigió un estudio de diseño y, a partir de allí, trasformó la pasión que siempre sintió por la pintura en su principal actividad laboral.


Un despertar slow

En el año 2006 comenzó a experimentar en pintura sobre seda junto a Raquel Marciano en Brasil, y técnicas de dibujo con Pablo Segals, sin dejar de lado el arte digital. Influenciada por el movimiento Californiano del Slow, conecta esta disciplina con la filosofía que nos viene a mostrar la posibilidad de llevar una vida plena desacelerada para controlar y adueñarnos de nuestra existencia. Una propuesta a contrapelo de la actualidad, donde el individuo vive corriendo y tratando de controlar cada minuto de nuestra existencia.

La experiencia slow propone una comunión con el medio natural y su tiempo, ligado a las estaciones, a todo lo que escapa a nuestro control y que forma parte de la manera en que vivimos. Lejos de la vida llena de apuros y prisas y que economiza cada segundo, una vida slow rinde culto a la idea de que la velocidad no nos hace ser mejores. La referencia a la cultura oriental donde nace la pintura en seda es evidente. Andrea logró la unión al descubrir el proceso largo y parsimonioso de esta técnica milenaria.
La pintura sobre seda no es una disciplina convencional dentro de la pintura. Nacida en China, encuentra su desarrollo fuerte en la Rusia de los Zares y de allí se traslada a Francia. En Europa encuentra su auge con los pañuelos Hermés que la popularizan y la extienden hasta Portugal. En América no tenemos una tradición fuerte de expresión en seda por fuera de Brasil y la obra de Andrea adquiere entonces carácter de fundacional para el arte nacional. Además, esta técnica es perfomativa por estar ligada a la lógica del mindfullness y ser, en algún punto «una técnica meditativa» – explica Arcuri –  «Se le considera una meditación activa porque te coloca en un estado meditativo: el contemplar la fusión de los colores, como se deslizan, como se secan, como no se secan. Aquí el tiempo no lo pone el artista sino el material».

Con alegría y color

En el caso de Arcuri, esta tradición se reinventa desde la explosión de formas y colores. Su formación en el diseño le aportan a esta artista innovadora presición y firmeza además de un manejo de la síntesis de las formas que sorprende.
La temática de su obra se expresa a través de una mirada simple que muestra un mundo de esplendor en relación con la naturaleza, con paisajes fantásticos y abstractos. Se inspira en los espíritus libres, destinados a explorar la vida y a probar nuevas experiencias que representen las partes mas profundas del ser en vez de permitir ser influenciados por los actos de las masas; en la gente que piensa libremente y tiene la valentía necesaria para escuchar a su conciencia y mantenerse íntegra.
Sus trabajos participan de muestras grupales e individuales, salones y ferias nacionales e internacionales y, una vez al mes, abre su atelier para seminarios donde difunde y comparte la experiencia de pintar en seda. Además realiza objetos en los que plasma la impronta de su trabajo, se trata de utilitarios y de piezas de indumentaria en las que explora las mismas temáticas que en sus pinturas.