Between breads


Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello

Los típicos bares hamburgueseros de Estados Unidos cobran vida en un rinconcito del porteñísimo Mercado de San Telmo. Cuidado al detalle y corazón nacional para encontrarse con un trocito de los deli foráneos.

Al lado de la vida cosmopolita y vanguardista de Buenos Aires se teje la tradición de aldea de los mercados que reunieron en su entorno la vida crucial de las comunidades.
La ciudad de Buenos Aires se caracteriza por la diversidad de sus paisajes. El aluvión inmigratorio, matizado con las tradiciones locales, dio vida a una pintoresca realidad que se encuentra aún hoy en las raíces porteñas. Para algunos resulta sorprendente toparse con la cotidianeidad de las costumbres de mercado que antaño proveían del ritmo citadino a cada barrio.
Bajo la idea de las nuevas tendencias de consumo de productos de kilómetro 0, la intención de volver a cocinar en casa y la propensión al consumo de artículos orgánicos, luego de momentos de zozobra, los mercados retoman el protagonismo, ya no sólo en sus expresiones originales, sino apuntando a convertirse en ejes de la vida actual, como lo fueran en otras épocas.
Llegar a un mercado es aventurarse por sendas que retrotraen a la Buenos Aires de antaño. Realizar las compras del día, buscar algún condimento que no es sencillo de encontrar en otro lugar, o simplemente dejarse llevar entre los puestos de antigüedades, artesanías, discos o juguetes viejos. Es una experiencia ecléctica, que permite resolver una jornada completa en una combinación personal. El punto de inflexión que ha logrado el de San Telmo es el de sumarle su oferta gastronómica, también multifascética, apta para el picoteo al paso o para la parada técnica de obervación y goce al paladar.
En el nudo de esa encrucijada, casi pionero The Market Burger, una simbiosis yanqui argentina que se logra con inteligencia.

Reducto americano nacionalizado

Un cartel personal con inspiración en las clásicas hamburgueserías americanas, pero con impronta propia anuncia lo que viene. Un hall interior en medio de la muchedumbre caminante que circula por el mercado acoge al comensal: mesas o barra, sillas rojas y mesas de madera clara. Pero lo que importa es lo que se come. Hamburguesas caseras, el pan que se hace en casa,  las papas fritas que tienen su toque y las salsas… todo otorga algo de personalidad. La oferta es amplia: desayunos americanos, hamburguesas, hot dogs, sándwiches, ensaladas y cerveza artesanal.
La calidad es el estándar elegido. Cada ítem fue elegido para que aporte su mejor brillo al balance general. La clásica opción de carne con bacon, huevo, queso dambo y pepinillos acerca a las raíces neoyorkinas. Little Italy es un paseo por el barrio de la gran manzana con la propuesta que reúne muzzarella, tomates cherrys confitados, albahaca, mayonesa con verdeo y queso crema. Para el toque mexicano se reserva la versión «Andale, ándale»: con guacamole, nachos, cheddar y tomate. Hay veggie, avocado, con pan sin Tacc. Impagable la Mushroom & Onion burger con cebollas caramelizadas, queso danbo y champiñones.
La oferta se completa con propuestas muy personales de hot dogs al New York Style (con cebolla, pepinillos y mostaza) y la que se propone con chili cheese, una adherezo similar a la bolognesa, pero con un toque ultra propio que sólo se saborea en estas mesas.
Los sandwiches son un logro aparte… vacío demechado, pastrón, puller pork, cheesesteak y crispy chicken dejan al comensal sumergidos en la indecisión: por dónde empiezo?
Hay papas y aros de cebolla en diferentes versiones, salsas adicionales (picante, de bacon, BBQ hot, propia de The Market, etc.)… todo con personalidad. Allí radica el éxito: lo que se come en The Market queda en The Market.