Como Piazzolla con el tango…

 

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello

Hay que tener las entrañas en el espíritu nacional para animarse a la reinvención. Estancia Don Ramón es eso: un revuelque delicioso sobre la historia más profunda de la carne nacional y un brillante emerger de la criolla modernidad.

«Adios Nonino» abrió debates. Las aguas, cual espejo bíblico, dejaron dos márgenes definidos: los clásicos y los vanguardistas. El tiempo pasó y el valor de la aventura posmoderna de Astor Piazzolla tuvo su reconocimiento de ADN tanguero. La carne nacional es parte de ese mar de celulas argentinas. Animarse a jugar con ellas más allá de lo conocido, puede abrir bandos, pero la sabia que se nutre en el origen, es capaz de proyectarse de manera reveladora.
Estancia Don Ramón, con la inspiración de un emprendimiento familiar, se abre paso como una propuesta gastronómico con buen balance siempre logrado de creatividad sobre una esencial argentina.
Dedicada al sector agrícola ganadero, posee un feed-lot ubicado en Saladillo, Pcia. de Buenos Aires. A través de los años se ha posicionado en el mercado interno por su tenacidad y esfuerzo.
Ha adoptado políticas de flexibilidad en materia de cortes y presentaciones, adaptándose a las necesidades del merecado.

La argentinidad al plato

El gran éxito de Estancia Don Ramón se emparenta con respetar las tradiciones. En el fondo de sus productos  se huele el campo, la cruz del asado, el chimichurri hecho en casa.
El almuerzo campero se avecina inspirados en cortes de carne de pastura, chorizo y salchica bombón. La bandera se enarbola con el ojo de bife. Las presentaciones incluyen carne trozada fresca con una vida útil que se extiende hasta la semana. Sus carnes al vacío proveen se conservan hasta tres meses y llegan en versiones con o sin hueso. Siempre con la propuesta de imponer tecnolocía para ganar en terneza.
Una belleza que primero se ve en los colores potentes y generosos de las piezas envasadas. Más tarde se huelen sobre las brasas mejorando las expectativas, hasta llegar al plato explotando con sabores genuinos, de campos bien amados.