Con amor por el origen

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello

Un sitio de barrio, con respeto por las raíces, pero con la frescura de lo nuevo. Viejo Alsina crea historia con el alma de bodegón.

Te imaginabas que cuando hablás de bodegón te estás refiriendo a una compoaición pictórica? La palabra bodegón es de origen español y hace referencia a la pintura de alimentos y objetos de cocina. También se denomina naturaleza muerta. Se ha representado pictórica desde la antigüedad, pero hasta el siglo XVI aparece siempre como tema secundario e integrado dentro de otro principal. Las primeras pinturas de bodegón surgieron en el antiguo Egipto; en sus tumbas los faraones siempre llevaban imágenes de comida porque creían que se convertirían en realidad en la otra vida. En la Roma antigua también se pueden apreciar ese tipo de cuadros. En 1596 Caravaggio pintaba el que se consideraba el primer bodegón de la historia del género.
De la belleza de la composición rica y abundante, que desborda el plato, que remite al hacer casero con platos de fondo cocinados con el ahínco de las abuelas con ganas de ver crecer a la prole, es que se tralada el término al uso propiamente gastronómico. El clásico bodegón se reinventa para atraer a un público distinto del habitual, que incluye a los más jóvenes y a turistas que buscan una auténtica experiencia gastronómica porteña. Se trata de una vuelta a los orígenes para renacer.
Es lejos emblema de la mesa nacional. Hogareño, de vanguardia, en food truck, de parado, para llevar, como la de la abuela o de autor… El bodegón es siempre una propuesta es sencilla y muy bien lograda. Con color local, pero con poyección a los que se animan a la visita.
La carta es amplia, más cercana a la idea de casa de la abuela que de espacio gastronómico moderno. Es eso lo que pide el comensal.

Un bebé de barrio

Con la impronta del encuentro familiar, Viejo Alsina abrió hace dos años. Sus propietarios traen consigo valijas previas de negocios culinarios y turísticos. Decidieron que este proyecto fuera un bodegón para seguir incentivando la comida casera, los platos abundantes y el precio accesible.
Sus fuertes son dos bien diferenciados entre el mediodía y la noche. Para el almuerzo cuentan con 4 opciones diferentes de plato que incluye la bebida, el postre y el café a un precio muy acomodado para tentar al público de oficinas que gusta de comer como cocina «la vieja».
La noche despliega otra magia pensada para el turista que sale a hacerse de las exeperiencias culinarias de la ciudad.
La mano de la cocina propia se nota mucho. Hay chef, pero más que títulos hay cocina de la buena. De esa que llena para energizar el día, pero también empuja el alma para quedar con una sonrisa bien pipona.