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Con aroma a hogar

 




Cuando la vida de restaurante se ausenta y la incertidumbre se apodera del espíritu hay que alimentar alma y estómago con nobleza. Simpleat lleva años haciendo que lo importante valga más que lo urgente en el plato.

Aquello que hacía que la mano de la nona se viera en la comida era el alma que se le ponía. En estos tiempos de turbulencia, recuperar esa caricia que contiene angustias espirituales, pero que también reconstruye la fortaleza física, es una sensación buscada y necesaria.
Que el día a día siga transitando con cierta cadencia amorosa en medio de las atribulaciones es algo que aporta para sumar espíritu al sacrificio colectivo. Simpleat ofrece una propuesta de servicio gastronómico integral formulada para pensar en comer casero y sano.
Tomás y Kenneth, dos emprendedores de 25 y 27 años decidieronmejorar el estilo de vida de las personas a través de la comida.

En un mundo ideal nos levantamos, vamos al trabajo, volvemos a casa y todavía nos queda energía para hacer algo rico de comer para nosotros y para nuestra famili, pero en la realidad sabemos que después de una jornada larga llega un momento en que nos vemos forzados a pensar en comer algo para salir del paso.
La meta de Simpleat es que puedas disfrutar realmente de tu tiempo mientras ellos se encargan de tus comidas. Comer rico y fácil todos los días en tan solo 15’.
Todas sus comidas se pueden hacer en una olla con agua hirviendo en un cuarto de hora. También se pueden hacer en microondas en 5 minutos (pinchando la bolsa antes de calentarla).
Los postres podés sacarlos directo del freezer y comerlos o dejarlos descongelar en heladera. Y en el caso de los jugos podés hacerlos en un bowl con agua tibia para que se descongelen en 15 minutos o descongelarlos en heladera 
Para los que se cuidan, para los que no, para los que quieren darse un gusto o para los que no quieren ir al supermercado. Para todos, de una manera sencilla.
La mirada puesta en excelencia y salud es un emblema que ocupa generando buenos hábitos que ayuden a incorporar la cultura de alimentación. Es que como pasaba con la abuela, no sólo se trata de comer, sino de nutrir. Y esa es una condición que llega hasta el espíritu.