Con color y caricia al paladar

La pandemia ha dejado algunas luces soprendentes. Eso es Mermeladas Ecco  un proyecto Ítalo-español casero, vegano y orgánico que seduce como complemento posible para más de lo que te imaginás.
Cuenta la historia que los cocineros de Ramsés II el Grande, elaboraban hace tres mil trescientos años confituras de fruta, hierbas y especias que terminaron siendo muy populares en el Egipto faraónico.
Hace miles de años era necesario sacar partido a la fruta, elemento perecedero, conservándola, lo que se conseguía utilizando la miel: el alimento impregnado con esta sustancia no se corrompía, sino que de hecho se conservaba.
Entre los productos más adecuados para ello, estaban algunas frutas, como el albaricoque, que conoció diversos procedimientos para su conservación. Secada al horno, oreada al sol o al aire para hacer orejones o partida en dos. Ya extraído el hueso para echarla en agua hirviendo y meterla en vasijas con agua almibarada para ser luego guardada en frascos de cierre hermético.
La forma de alargar la vida de estos productos eran los jarabes, confites, cremas, mermeladas que hacían las delicias en la mesa del mundo antiguo.
En la antigua Grecia y puntos de Asia Menor se confeccionaba con el dátil golosinas exqisitas rellenándolo con piñones y almendras.
Cuando empezó a utilizarse el azúcar, ya en la Edad Media, confitar era tarea que se llevaba a cabo cubriendo con un baño de azúcar a las frutas que se querían conservar. Una golosina que no faltaba nunca en los aparadores de las buenas casas, metida en confiteras o vasija junto a las grageas, caramelos, mermeladas, arropes, almíbares e incluso las especias. Cuando había visitas de importancia se abrían aquellos tarros perfumados y se impregnaba con su aroma el ambiente advirtiendo al invitado que a los postres degustaría aquellas exquisiteces.
La confitera, a modo de gran copa cubierta colocada sobre bandeja ovalada y acompañada de cucharillas, era siempre la pieza cerámica más ostentosa.
La inspiración en frasco
Productos Ítalo-españoles en Buenos Aires de la mano de Giuseppe y Andrea nos invitan a probar su mermelada ecológica. Creadas para combinar con sabores dulces y salados. Hechas en casa, sin ningún proceso industrial y por ello, sin ningún conservante ni colorante.
No sólo le han puesto amor, sino que, además, las han llenado de creatividad, armando tríos y parejas no tradicionales que sorprenden al leer sus etiquetas encantadoras, pero más aún al hacerlas descansar sobre una tostada, o una comida con más intensidad… animate a las carmes, por ejemplo.
Entre sus ideas te vas a encontrar con mango y papaya con jengibre; frutilla y mandarina con canela; manzana y pera; calabresa picante de morrón, ají fresco, vino blanco orgánico y sésamo negro; y siciliana de cebolla roja, vino tinto orgánico y laurel.
Son mermeladas complemento a  hamburguesas y nuggets … Una auténtica delicia que no sólo se basa en el gusto y los procesos, sino en las intenciones, porque no me canso de decirte: dar de comer es dar algo más que un producto para llenar la panza… también llena el alma.