Con la delicadeza del origami

 

Que ganas de, en estos tiempos de tantas dificultades, tener a mano a un cocinero experto que le ponga calor y color a la mesa. Que las cosas bellas te sigan sucediendo es cuestión de enfoque. Cabutia  cocina al vacío,  lleva a tu mesa la mano de un cocinero preocupado.

Cuenta la leyenda que el nombre real del zapallo “kabutia o cabutia” es Tetsukabuto, de ahí su “apodo”, aunque también se lo conoce como zapallo japonés, debido a su país de origen. Por su tamaño y, muchas veces, forma rara, algunos no se animan a comprarlo, pero no saben lo que se pierden. Cuando el “kabutia” es bueno resulta mucho más rico, seco y dulce que el zapallo anco, y el sabor es algo inigualable.

El zapallo, cocido en casa es una carta segura de hogar. Como contenedor, soporta fuertemente lo aquello que se desee apoyar en él. Su textura externa promete la fortaleza que confirma. El balance tamaño peso ayuda a reconocer a aquél que se viene con la pulpa densa y cuantiosa. Todas estas referencias son una metáfora perfecta para definir las características que propone Marcelo Bambace en su proyecto Cabutia, cocina al vacío.

La urgencia de comer mejor, de ganar en variedad sin perder en calidad, aquello que se ha redescubierto en este tiempo de pandemia, que comer bien implica comer casero, abre la puerta a las versiones no industrializadas. Aquellas que se valen de las buenas tecnologías para mejorar sus productos, pero que no caen en la respuesta masiva, sino que eligen cocinar de acuerdo a la temporada, respetando a los productos, dándoles protagonismo, logrando que cada ingrediente sepa a lo que debe y, por sobre todo, poniéndole mano propia.
Entre los cuatro rincones de la mesa
La versión gourmet copó la parada llevando el servicio de catering a la mesa personal de cada día. La vuelta del badajo nos regresó a la vida monástica de las cocinas caseras. Aquí es donde Cabutia, cocina al vacío,  eligió posicionarse. Viandas premium para freezer envasadas al vacío, aplicando una tecnología que resalta los sabores, antiene las propiedades de los alimentos, extiende la vida útil, es súper simple de calentar y disminuye el desperdicio y permite comer sin ensuciar nada
Una empresa que hace hincapié en el cuidado de todos los detalles, tanto en lo visual como en lo sabroso. Un equipo que, sobre todo, huele a casa.
El alimento es símbolo de muchas metáforas: es el sustento, la mesa llena, el olor a hogar, lo que acompaña el despertar con energía, se combina amablemente con larga sobremesa, se doblega frente los comensales cuando oscurece. Es la saciedad de cualquier momento de vacío y el hermano ideal que complementa charla y encuentro.
La ingesta es una instancia de carga de baterías que excede a lo físico. No se trata sólo de un par de ingredientes mezclados amablemente. Se trata de nutrir alma y espíritu, además del cuerpo. De ponerle pasión. Para adaptarse a estos tiempos, la pasión se convirtió en vianda. Ofrece una opción rica y saludable a la hora de hacer dieta o de comer sano.
Platos gourmet preparados con ingredientes de primera calidad y elaborados artesanalmente, para que haya almuerzo y cena todos los días de la semana.
La diversidad de propuestas en asombrosa. Se percibe la pasión por la cocina, por la creación y por cierto juego cuasi infantil en el intento por darle una vuelta de tuerca sorpresiva al uso de un ingrediente. Esencialmente se presentan congeladas, para seguir así en casa o para pasar al plato con apenas unos minutos de regeneración, El ingenio sorprende con las preparaciones: Sándwich de pastrón, rúcula, cebolla caramelizada y salsa big mac; Ribs barbacoa con papas; peceto al champignon con papas; Fajitas de tomat, es secos, albahaca y mozzarella… una lista interminable a la que se le acaba de sumar el pan dulce. Con la mano amorosa de quien cuece com sus manos, con la intención de hacer de su plato una experiencia de disfrute.