Contigo pan me basta


Cuando el encierro se prolonga y la incertidumbre se apodera del espíritu hay que alimentar alma y estómago con nobleza. En Quiero Más Pan saben que te gusta cuidarte, por ello apuestan a panes artesanales sin conservantes químicos ni aceites hidrogenados.Que el día a día siga transitando con cierta cadencia amorosa en medio de la cuarentena es algo que aporta para sumar espíritu al sacrificio colectivo. Sauerteig Buenos Aires  preparó ideas con mucha dedicación para vencer el encierro sin olvidar en cuidarte. Pero, además, sostiene los precios y se preocupa por asistir a aquellos en situación de riesgo. Es que cocinar siempre es un acto de amor donde uno deja parte de sí mismo en aquello que produce.
Desde el Neolítico se conocen las propiedades de las semillas y de los cereales, por lo que podríamos decir que desde ese momento el pan ha sido parte importante de la historia y la evolución en la sociedad occidental. En Mesopotamia preparaban una masa a base de cereales machacados y molidos que, curiosamente, no se vendía por piezas sino mediante medidas de capacidad, como si se tratara de leche. Algo más tarde, los asirios consumían galletas cocidas al rescoldo del fuego.
En Egipto, con las favorables condiciones para el cultivo de cereales que representaban las crecidas anuales del Nilo, se han encontrado datos de que en la IV dinastía, allá por el año 2700 a.C. ya se elaboraba pan y galletas. Fueron precisamente los egipcios quienes descubrieron la fermentación y con ello pasaron a elaborar el pan fermentado, tal como lo conocemos hoy, ya que anteriormente el pan que se consumía era pan ácimo, es decir, sin fermentar. En el código de Hammurabi, sobre el año 2000 a.C. hay referencias al pan de cebada elaborado con levadura, aunque fue en Egipto dónde se perfeccionaron las técnicas de panificación utilizando trigo, debido a que la cebada fermentaba mal.
En el Antiguo Egipto existían hasta 15 palabras para definir distintas variedades de pan y pastelería, las cuales estaban clasificadas según la harina, grado de cocción, u otros productos que se añadían como miel, huevos, leche, manteca, fruta, entre otros. Los griegos conocieron el pan mediante sus relaciones comerciales con Egipto y fueron ellos quienes, allá por el siglo tercero antes de Cristo perfeccionaron la panadería y la convirtieron en un arte. Hay referencias documentales de esa época que hablan de más de 70 panes distintos, de trigo, cebada, avena, salvado, arroz… Diversos filósofos y poetas griegos como Homero o Platón hacen menciones al pan en sus obras.
Hipócrates recomendaba pan hecho con especies o hierbas aromáticas y vinagre como parte de sus tratamientos curativos. Los romanos, siempre a remolque de la cultura griega, importaron panaderos de esa procedencia de modo que, sobre el año 30 a.C., en Roma había más de 300 panaderías dirigidas por profesionales griegos. Aunque inicialmente en Roma el pan solo aparecía en las comidas de las familias pudientes, su precio estaba regulado por los magistrados y la profesión de hornero era hereditaria, únicamente podía pasar de padres a hijos.
Fueron los romanos quienes mejoraron los molinos, las máquinas de amasar y los hornos. Todavía a día de hoy, los hornos de calentamiento directo se llaman “hornos romanos”. El pan se extendió rápidamente al consumo de toda la población, de modo que, según el gran poeta Juvenal, los romanos sólo necesitaban para vivir “panem et circenses” (pan y circo). De todos modos, los ricos solían consumir pan blanco mientras que el resto de la población debía conformarse con pan moreno, que era denominado como “panis plebeius”. Roma extendió la cultura del pan por todas sus colonias, salvo Hispania, donde la existencia del pan era anterior a la colonización romana. Los celtíberos ya conocían las técnicas de amasar y panificar el trigo.
Durante la Edad Media, los monasterios se convirtieron, en muchos casos, en los centros de producción de este alimento. De la importancia del pan habla claramente el hecho de que Carlomagno llegó a decretar “que el número de panaderos esté siempre al completo y su lugar de trabajo esté siempre limpio y ordenado”. En el siglo XII, con el crecimiento de las ciudades, aparecen los primeros gremios de artesanos, entre ellos, los de panaderos. El pan se convierte en el principal alimento de la población y tanto la producción como la distribución está regulada por el gobierno.
La modernidad del pan
Con el progreso de la agricultura a finales del siglo XVIII, aumenta la producción y los estudios sobre la harina consiguen que tenga una mejor calidad. El pan blanco empieza a llegar a toda la población. En el siglo XIX se inventa el molino de vapor y empieza la evolución espectacular de las técnicas de elaboración del pan: nuevos tipos de levadura, amasado mecánico, aireación de la masa, etc. hasta llegar a la actualidad donde, afortunadamente, podemos gozar de innumerables variedades y calidades de este alimento fundamental en la dieta occidental. Durante el siglo XX, centrándonos en España, el pan ha pasado por numerosas vicisitudes.
En estos tiempos posmodernos Quiero más pan se encaramó bajo la idea de ofrecer una propuesta artesanal, con

panes de papa para hamburguesas, otros de semillas, con la intención clara de llevar el alma de hacerlo a mano con mimo.

Son un emprendimiento familiar que trabaja con leche y manteca de verdad (no usan aceites hidrogenados, ni conservantes, ni quimicos). Optan por semillas: girasol, lino, chia y sésamo;  harina integral y leche
El de boniato es ideal para sandwiches Tiene pure de boniato/batata colorada en la masa que le aporta color y suavidad además de nutrientes.
El de papa tiene puré de papa que ayuda que sean más resistentes para las hamburguesas y se demororen menos, ademas de darle sabor amantecado
Mientras amasan, sueñan con el café propio para darle vuelo a más ideas. En tanto, llenan de sentido la mesa de todos los días. Con esas ganas de ser identidad y calidad, un concepto más que un producto. Y lo hacen, dale crédito a esas piezas que explotan sabor en tu boca y juegan un partido de altura con cualquier ingrediente.