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El pensamiento crítico como verdadera libertad

Por Martina Garay, graduada del Bachillerato Internacional (IB) Argentina.

Hoy en día, formar librepensadores continúa siendo uno de los grandes desafíos para los adultos.

La sobreexposición a la información a la que nos enfrentamos actualmente, es la mayor de la historia. Y saber más no es saber mejor. Las fakenews son los rumores del pasado en su versión siglo XXI. No todo lo que encontramos en la web es real, de hecho la mayoría no lo es. El gran desafío está en encontrar veracidad en la información que consumimos, identificar a nuestras fuentes fidedignas y juiciosamente curarlas en nuestra biblioteca de consulta.

Antes, lo que estaba plasmado en un libro, venía con el rigor científico implícito del docto que lo había redactado, porque informar era el privilegio de unos pocos ilustrados. Hoy, todos podemos armarnos un blog, un perfil en una red social o un canal online y convertirnos en líderes de opinión como opinólogos certificados. ¿Pero quién respalda que las opiniones de esas personas cuentan con algo de veracidad por fuera de lo que ellos piensan como verdad absoluta? ¿Hay ciencia detrás del “porque lo dijo ´fulanito´”?

Mismo, los periodistas líderes dejaron de informar hechos fácticos y se sentaron en mesas de debate con políticos, empresarios y otros periodistas que también tienen opiniones formadas sobre casi todo. Por cada reporte que citan, hay cientos de opiniones que se elaboran y comparten como en una mesa de café. Y la audiencia consume todas esas ideas; las digiere como puede, algunos se empachan, otros prefieren desconectarse y purgarse.

Formar generaciones venideras de librepensadores es uno de los grandes desafíos que tenemos los adultos, hijos de la revolución de internet. Los niños que nacen hoy, sobreexpuestos, sobreinformados e hiperconectados, serán los adultos de nuestra vejez. Y lo que hagamos con ellos en el presente determinará el futuro del mundo y el nuestro. Tenemos la responsabilidad de enseñarles a pensar críticamente para hacerlos libres. Porque aquellos que pueden formar sus propias ideas, tener juicio y repreguntar, son quienes no pueden ser sometidos por los discursos de los que se apropian de los micrófonos.

Salirse de la vorágine de la hiperconectividad, tomarse el tiempo para analizar conceptos y elaborar nuevas ideas. Leer, leer mucho, de lo nuevo, de lo viejo, y preguntarse por qué, para qué, cómo y hacia dónde.

En el budismo existe el concepto de estar presente; de tomarse el tiempo para sentir cada estímulo que nos ofrece el mundo: Un bocado de comida, el agua del mar en la piel, un rayo de sol en el rostro, el aire entrando hacia nuestros pulmones, el latido de nuestro corazón. Detenernos, pensar y sentir. Entender qué queremos realmente, hacia dónde vamos, por qué elegimos ese camino, qué mundo anhelamos habitar. Sin que nadie nos venda sus ideas, entendiendo, con todo los que ya sabemos, qué somos como seres humanos.

De la teoría de la aguja hipodérmica con la revolución de la televisión al día de hoy, sólo cambió el vehículo en el que nos inyectan conceptos que nos son ajenos. El desafío de entendernos a nosotros mismos sigue siendo el mismo. Dejemos de comprar ideas industrializadas y empecemos a “cocinarlas en casa”.

Desarrollar las capacidades necesarias para poder elaborar nuestras propias ideas, implica aprender a pensar, a criticar, a debatir. Revisar la información que recibimos, investigar sus orígenes y veracidad. Poner sobre la mesa las ideas nuevas y compararlas con el status quo, porque lo anterior no siempre fue mejor, pero lo nuevo tampoco.

Los humanos del futuro, nuestros niños de hoy, deben ser activos curadores de datos, pensadores ágiles. Los que se relajen en la vagancia de la lectura de las primeras entradas del buscador web o sus canales favoritos, siempre recibirán tendencias alineadas al discurso de quienes rigen esos medios de comunicación. Ser críticos es una necesidad básica para la supervivencia del ser humano libre en la Era de Acuario.

(*) Martina Garay, es graduada del IB, Licenciada de Relaciones Públicas e Institucionales (UADE) con un Posgrado en Marketing (UCA). Durante varios años, desarrolló y ejecutó estrategias de comunicación para clientes internacionales a lo largo y ancho de la región: Unilever, Marriott International, OMEGA, Givenchy, Trump Organization, Tourism New Zealand, KAYAK, Sáfilo Group, P&G y Turkish Airlines, son sólo algunos de ellos. También, fue voluntaria y responsable de comunicación en TEDxRíodelaPlata ¡La edición TED más grande del mundo! Actualmente, lidera cuatro oficinas para Another Company Group, a la vez que desarrolla sus propios emprendimientos; lo que le da la oportunidad de ampliar aún más sus conocimientos a través de nuevos ángulos de experiencia.

Cita: “Mucho de lo que soy hoy como persona y como profesional se lo debo a la formación integral que me dio IB durante mis años de estudiante pre universitaria. En 2003, obtuve mi Diploma en St. Mark’s College Monte Grande (BUE-ARG)”.