,

El secreto de Carabelas

 



Ir contra la coorriente tiene algo de locura y un poco de pasión. Más de siete meses de preparar un espacio a nuevo para ponerlo a punto en el preámbulo de la pandemia. Pablina le puso un buen menú al retorno y anda conquistando microcentristas que andan deambulando entre las calles despejadas de Buenos Aires.

Un reducto que siempre fue encantador, ahora se ve solitario. Ese pequeño espacio donde los sonidos se vovían lejanos, los colectivos no circulaban y aún cuando faltaba tiempo para la peatonalidad, había transeúntes en medo del asfalto. El Pssaje Carabelas siempre fue un reducto escondido, apto para conocedores de los vericuetos apropiados del centro de Buenos Aires.
Es allí donde la inspiración de Pablina ejerció su magia justo una semana antes de que el coronavirus hiciera desierto al tumulto febril de las calles porteñas.
Como en el resto de planeta, en tiempos disonantes, Pablina debió cerrar con el horno tibio. Cuando la reactivación. fue posible, encontrar a los clientes para un negocio en pañales fue imposible. Amigos y conocidos iniciaron una cadena de valorÑ compraban platos que Pablina donaba a personas de servicios esenciales en cumplimiento de sus tareas. Llegaron a facturar 500 platos al día.
Cuando el efecto mariposa hizo su trabajo, y lo que cada uno movió en miniatura hizo un gran cambio, Pablina empezó a reverdercer.
El primer impacto lo da el estilo. Un reducto que parece palermitano, aunque esté fuera de circuito. Fue hecho con el principio de que sea un sitio al que se tenga ganas de ir. Murales, escultura en hierro, mesas de madera con solidez de hogares donde la cocina es el centro de todo lo que sucede. Hay barra exterior e interior, recorrido amplio, distancia suficiente.
Y la cocina, porque a eso va Pablina, es sencilla pero generosa. Con una simpleza de mano de abuela que aprendió de las técnicas modernas y a su plato de siempre, le dio un esbozo de vanguardia.
Hay carta fija, pero los menúes diarios durante los mediodías acercan en precio y sabor a todos los públicos que quieren salir satisfechos no sólo en cantidad, sino también en sabor.
La noche se pone más divertida aún. Con DJs en vivo que portan sus vinilos y la historia de la música marcada en sus líneas.
El mundo gastronómico enfrenta desafíos. Algunos, como en este caso, pusieron los utensilios al servicio de vencerlo. Quedan aún espacios con ganas de hacer cocina de casa con valor gourmet entendiendo el bolsillo de todos y con la pasión de disfrutar estar allí.