En Argentina se pierden 16 millones de toneladas de comida por año

Según un estudio realizado por la Dirección de Agroalimentos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, la pérdida representa el 12,5% de la producción agroalimentaria del país.}


Cada año, cerca de 1/3 de los alimentos que se producen en el mundo, 1.300 millones de toneladas, se pierden o se desperdician. En el caso de las frutas y hortalizas, se descarta un 45%. En Argentina, según un estudio realizado por la Dirección de Agroalimentos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, se estima que se pierden 16 millones de toneladas de alimentos anuales, lo que representa el 12,5% de la producción agroalimentaria del país.

Los alimentos se pierden o desperdician a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción agrícola inicial hasta el consumo final en los hogares. La diferencia entre pérdida y desperdicio está en el momento que un producto termina en la basura. Los alimentos se pierden durante el proceso de producción: cosecha, transporte o almacenamiento. En cambio, se habla del desperdicio cuando los productos ya están listos para consumir y, aun así, se desperdician; eso puede ocurrir en las etapas de distribución, venta y consumo de los mismos alimentos.

Las causas de la pérdida y el desperdicio de alimentos pueden ser diferentes y muchas veces ocurren varias al mismo tiempo: derrame, daño estético o físico del producto, sobreproducción, imposibilidad de venta por cuestiones de cantidad o tamaño, imposibilidad de llegar al mercado, fallas en el pronóstico o anticipación de la demanda, volatilidad de precios, rechazo del mercado, almacenamiento inadecuado, fecha de caducidad vencida, sobreoferta de productos, o la falta de un sistema para la donación de alimentos.

A su vez, se estima que 3.100 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a una dieta saludable y unos 828 millones pasan hambre. En nuestro país 5,9 millones de personas, el 13% de la población, padece inseguridad alimentaria grave y seguramente no coma hoy.

Teniendo esto en cuenta, acelerar las acciones para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos se convierte en una necesidad urgente. Para poner el tema en agenda se declaró el 29 de septiembre el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, como una oportunidad para hacer un llamamiento a la acción tanto al sector público como privado, para que den prioridad a los esfuerzos e iniciativas con el fin de mejorar el uso eficiente de los recursos naturales, mitigar el cambio climático y apoyar la seguridad alimentaria y la nutrición.

Se desperdicia mucha más comida de la que se necesita para erradicar el hambre, y se desperdicia por razones increíbles: porque está estéticamente fea, porque se rompe el packaging o porque está por vencer” señala Ady Beitler, Co-Fundador y CEO de Nilus, una empresa de tecnología que busca bajar los costos de vida de personas de bajos ingresos. “En países como el nuestro que no hay incentivos fiscales para donar comida, a los productores les es más económico tirar el alimento que donarlo. Los productores de frutas y hortalizas dejan la comida en el suelo porque no pueden pagar los costos de recoger esa comida y llevarla a un centro de donación”.

Nilus parte de la premisa de que las personas de bajos ingresos para acceder a comida sana en la mayoría de los casos la tienen que pagar, y la pagan más caro por la cantidad de intermediarios que hay.Como es más caro, terminan comprando alimentos de peor calidad que son más baratos, lo que perpetúa el ciclo de malnutrición.

Entendemos que el mercado es un instrumento muy potente de impacto social y nutricional, por eso hicimos una empresa profesional de distribución garantizada de alimentos en barrios de bajos ingresos” agrega Beitler. A través del desarrollo de una tecnología propia, implementan un sistema de compra comunitaria en el que consolidan las compras de todas las familias de una comunidad, lo que les permite acceder a precios mayoristas y menores costos de alimentos por volumen. “También compramos directo a productores frutas y verduras que por cuestiones estéticas irían a descarte para evitar que esa comida se desperdicie, eliminamos intermediarios y garantizamos la logística del envío, de esta manera, logramos ofrecer comida sana y barata a un precio menor del que ya paga”.

Con un crecimiento de más del 50% en el primer semestre de 2022, Nilus ya lleva alcanzadas 300.000 personas. Solamente en el mes de agosto rescataron 12,800 kilos de frutas y verduras y entregaron 112.900 kilos de alimentos, generando un ahorro promedio a las familias de alrededor del 24%.