La huerta en casa. Fantasía?

 

Por Andrea Jatar, creadora de Viandas a la Olla, www.viandasdelaolla.com.

La verdad es que no es fantasía. Como bicho de departamento urbano, durante años soñaba con preparar mi ensalada con mi lechuguita y mis tomatitos pero no sabía cómo producirlos. ¿Se puede tener la huerta en una maceta? ¿O las macetas son sólo para el potus, el helecho y tantas hermosas plantas que adornan nuestro hogar? ¿Serán buenas las verduras de mi huertita? Porque no sé ni cómo se cuidan, ¿habrá que fertilizarlas? ¿Tendré que destinarle mucho tiempo?

Durante unos cuantos años viví con esos mitos. Hasta que conocí a una italiana de pura cepa, la «commara Teresa», una persona de esas que hacen plantas en cualquier hueco que haya y aprovechan el mínimo espacio posible para maximizar los frutos. Y sí, me demostró que se puede sembrar lo que sea en donde sea, tomates, lechugas, quinotos, cebollas, perejil, rúcula, papines, etc etc, siempre y cuando haya buena luz, buena ventilación, buen riego y mucho amor. Y las plantas responden. Y nos ofrecen lo mejor de sí, para que las disfrutemos en nuestra mesa, bien aromáticas, con los mejores sabores y con la mayor cantidad de nutrientes posible. Porque a eso vamos, cuanto menos tiempo haya pasado de la cosecha hasta la mesa, y cuanta menos manipulación haya tenido el alimento, más rico es, no sólo en sabor, olor, color y textura, sino también porque contiene casi intactos los minerales y vitaminas que más necesitamos. Porque tenemos la oportunidad de elegirlos y de recogerlos en su punto justo. Porque además embellecen nuestro ambiente. Porque dan a nuestros platos el orgullo de la creación propia y a nuestro cuerpo una dosis fresca de alimentos de alta calidad.

Hoy lo más habitual en casa son las aromáticas. ​​Son más resistentes y requieren de menos cuidados. Pero ojo, hay muchas que son estacionales. He escuchado muchas veces: no me dura más que tres meses… bueno, la albahaca, por ejemplo, es de estación, así que a no deprimirse. A guardarse las semillas para la próxima temporada. El perejil, también. Una vez que florece, se deja secar la flor y ahí dentro está la semilla. Lista para esperar a la próxima temporada o para ser usada como condimento. Hay otras que nos acompañan más tiempo: la lavanda, el romero, el orégano, el tomillo… Pero ojo, tampoco duran toda la vida, algunos años poda mediante durante los meses sin R (de mayo a agosto). Según la raza de cada especie pueden ser más o menos longeva, pero en fin, nada hacemos mal si las regamos con cuidado y las tenemos con la luz que necesitan. Sólo hay que entender sus tiempos y cada ciclo de vida.
También podemos darnos el gusto de tener nuestros propios tomates, lechugas, rúculas, espinacas, habas, porotos, choclos… sembrando buenas semillas en una linda maceta en primavera, cuando las noches tienen luna en cuarto creciente, protegiéndolas de las heladas tardías que pueden quemar los brotes incipientes. O nuestras ricas papas, batatas, zanahorias, cebollas, ajos, nabos, remolachas, rabanitos… sembrándolos cuando la luna está en cuarto menguante. Porque la luna influye en la actividad de la salvia.

Y cosechar cuando nos guste, aunque lo mejor estará durante la luna llena para lo que plantamos en cuarto creciente y durante la luna nueva para lo que sembramos en cuarto menguante.
Hoy día no hace falta tener mucho espacio. Un trozo de pared que querramos destinar, cerca de la ventana si no tenemos balcón, es suficiente para que las plantas tengan luz y aire. Hay muchas ideas de huertas verticales, y expertos que nos pueden asesorar. Sólo hay que animarse, hacerlo, esperar y disfrutar del proceso.
Nada más gratificante que cocinar algo literalmente recién cosechado. Un homenaje a la naturaleza y un regalo a nuestros sentidos. Un placer de los dioses y un pequeño desahogo al bolsillo.
Animate y empezá a armar tu propia huerta!