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Los caminos del Yoga

Por Gabriela Binello autora de Yoga Personalizado (www.yogapersonalizado.com/).

A principios del siglo XX, uno de los yogis con más reconocimiento en Occidente, Swami Vivekānanda, ordenó cierta información en lo que se conoce como los diferentes caminos o maneras de acceder al yoga. Vivekānanda explica que existen cuatro grandes caminos (serían cinco con Haṭha Yoga, aunque éste se encontraría incluido dentro del Rāja Yoga) o maneras de lograr ese estado de conciencia y de yoga. Cada uno resultará más apropiado según la naturaleza de cada persona. Estos caminos están resumidos de esta manera:

Rāja Yoga. Es el camino del yoga centrado en los Yoga Sūtras de Patánjali que ubica a la mente como principal objetivo a refinar y entrenar. Incluye al conocimiento del Haṭha Yoga, esa área dentro del Rāja Yoga que tra- baja con posturas (āsanas), respiración (prāṇāyāma, bandhas, mudrās) y el control de los sentidos (pratyāhāra). Dentro del Haṭha Yoga, todo gira al- rededor de vehiculizar la energía vital (prāṇa) por los principales canales (nāḍīs) a través de direccionar al fuego (agni) de manera inteligente y pre- cisa. Estas técnicas del Haṭha Yoga apuntan a limpiar de bloqueos (malas, granthis) y acceder a cierta “inteligencia” de nuestro sistema energético. Este camino tiene como principal referencia a un texto de la Edad Media llamado “Haṭha Yoga Pradīpikā” del sabio Svātmārāma. Otros textos clásicos de esa época que hacen referencia al trabajo con el prāṇa, el agni y los vāyus (el aire o los vientos, alusiones a diferentes funciones del prāṇa) a partir de ciertas posturas y técnicas de limpie- za son: “Gheraṇḍa Saṁhitā”, por Gheraṇḍa; “Śiva Saṁhitā”, de autor desconocido; “Yoga Yajñavalkya Saṁhitā”, por Śrī Yajñavalkya; “Yoga Rahasya”, por Śrī Nathamuni. En este último caso, el Yoga Rahasya es el primer texto clásico que destaca la importancia de la mujer en el sosteni- miento del orden y/o legado moral, educacional y cultural de la familia y la sociedad (dhārma), y da detalles de posturas de yoga para las mujeres embarazadas. De esta gran madre que es Haṭha Yoga surgen o derivan todas las prácti- cas de yoga que incluyen a posturas, secuencias corporales y respiración como eje de la práctica (sādhana): Laya Yoga, Kuṇḍalinī, Aṣṭāṅga Vinyāsa, Serie Śivānanda, Iyengar y sus “primos y allegados” que florecieron en Occidente con diferentes nombres, títulos, sellos y marcas. Por su parte, el camino del Rāja Yoga excede a los pasos del Haṭha por- que no solamente incluye prácticas de limpieza y conexión física y mental (posturas, hábitos sociales y alimentarios; etc.) sino que incorpora las áreas más internas del yoga, relacionadas con el trabajo de la mente y la meditación (dhāraṇā, dhyāna, samādhi y saṁyama) a través de visualizacio- nes e intenciones (bhāvana y saṅkalpa), gestos y localizaciones del cuerpo (hasta mudrās y nyāsam), uso del sonido (mantra) y estudio profundo de los sūtras, como herramientas fundamentales de la práctica meditativa. Podríamos decir que la tradición de Tirumalai Krishnamacharya se ins- cribe dentro de este camino.
Gñana Yoga. Es el camino para acceder al estado de yoga a través del conocimiento. Vale aclarar que no habla de un proceso intelectual, sino de la experiencia de un estado de conciencia expandido: conectarnos con el conocimiento desde un nivel de nuestra mente que excede a la imaginación y/o la me- moria. Este camino promueve la experiencia de conocer trascendiendo lo meramente intelectual.
Karma Yoga. Es el camino que nos permite acceder al yoga a través del servicio. La ac- ción basada en el servicio (“suelto el deseo por los frutos de mis acciones”) como eje para acceder a un estado de conciencia elevado. La Madre Teresa de Calcuta puede ser un buen ejemplo de la realización de este tipo de yoga.
Bhakti yoga. Es el camino del yoga centrado en la devoción. El canto védico, los en- cuentros de cantos (kirtans), los cantos populares (bhajans), las ceremonias (pūjās), los símbolos (yantras) como vehículos de esa devoción natural. Vivekānanda va a decir que hay dos clases de personas devocionales: las que aún necesitan de esos “soportes”, y quienes simplemente prescinden de cualquier imagen, estatuilla o soporte para conectar con su sentimiento devocional.