Por Cristian Di Bucci, Gerente de Marketing de Maxim Store, www.maximstore.ar
Uno de los fenómenos de esta era de economía digital es el de la democratización de la tecnología: a diferencia de lo que ocurría hace algunos años, cuando el acceso a las innovaciones estaba restringido a los grandes presupuestos, hoy surge una importante novedad: está disponible en igual medida para grandes empresas como para pymes o usuarios finales.
Aquí es donde cobra relevancia la figura del socio tecnológico: es el que separa la paja del trigo, el que evita gastos innecesarios en herramientas que nunca se utilizarán o que quedarán sub aprovechadas, el que analiza el cuadro completo para entender cuál es la necesidad y diseñar una solución en consecuencia.
La pregunta no es “¿Qué tecnología debo adquirir?”, sino “¿Qué puntos críticos en mi negocio puedo mejorar a partir de la incorporación de nuevas tecnologías?”. Los “vendedores” son aquellos que intentarán presionar la compra de lo que tienen disponible. Los “socios tecnológicos”, en cambio, son los que ponen al cliente en el centro, los que lograron evolucionar en el mercado hasta desarrollar empatía y una escucha activa, de forma tal que ponen el foco en la necesidad de la empresa que los está contratando y no en su voluntad de deshacerse de stock o vender lo que hay.
Las oportunidades alrededor de la incorporación de herramientas innovadoras en el negocio no tienen límites: cercenarlas por haber recibido un mal (o nulo) asesoramiento implica una doble decepción: la de haber utilizado parte de los siempre escasos recursos en algo que no generará resultados para la organización y, como consecuencia directa de esto, la de poner en duda proyectos siguientes en el futuro.
El camino hacia la incorporación de nuevas tecnologías suele ser sinuoso. Nada mejor que tener un buen acompañante al lado que ayude a elegir el camino correcto en la bifurcación