Oficinas saludables para nuestro staff

Por Ing. Andrea Jatar, es Directora Ejecutiva de de la Olla – Best for The World 2018 – www.delaolla.com.ar – @delaollasaludable

Estamos convencidos, y por eso lo decimos, de que la gente es nuestro mayor tesoro en las empresas. Porque hagamos productos o servicios, son quienes la viven día a día con sus virtudes y sus defectos. Por más automatización que haya, siempre hay personas detrás que hacen que la empresa continúe. Pensantes o hacedores, lo mejor es encontrar la manera de premiarlos por brindarse diariamente, sea cual fuere el motivo de cada quien a permanecer en nuestro equipo. Por eso está bueno contemplar que parte del costo de cada empleado serán beneficios. Beneficios para ellos, que se transformarán indirectamente en beneficios para la empresa. Porque dar es recibir (¡hay excepciones, sí señor!), es bueno brindar una serie de opciones que nuestros colaboradores elijan y los hagan felices en la oficina o fuera de ella. Ojo, primero y principal se trabaja, ¡no se viene a jugar ni a chismear!

¿Te imaginaste la oficina del futuro? Cada vez más ciertos roles serán desempeñados a distancia, descentralizados, cumpliendo objetivos más que horas presenciales, y con el desarrollo de la inteligencia artificial, la robótica, la interactividad virtual, la genética y toda aquella tecnología que se inspira en la ciencia ficción, estas “nuevas máquinas” harán las tareas rutinarias y de bajo valor que hoy día desempeñamos las personas. Hete aquí que cada vez más la motivación humana debe apuntar a lo básico y a lo personal. Estamos en una época donde se valora la identidad, la profesionalización multidisciplinaria, la curiosidad y la diversidad. Se entiende que la persona tiene una vida privada dentro y fuera de la empresa, por eso es genial respetar sus horarios laborales, y más que mejor, flexibilizar su desempeño, pero no sus resultados. ¿Qué nos interesará en el futuro? Beneficios económicos, del conocimiento, de la alimentación, de las artes, del cultivo del físico, de lo lúdico. Te propongo un desafío: imagínate qué y contámelo en los comentarios de la nota.

Ahora bajemos al presente: “Panza llena, corazón contento”. De este refrán te voy a hablar hoy, y también de lo que Hipócrates estaba convencido: “Que el alimento sea tu medicina”. Pensás: tenemos un sueldo, tenemos vouchers, compramos facturas, regalamos cajas navideñas, etc, etc. ¡Sí, genial! Ya tenemos parte del camino recorrido. Pero la industria alimentaria general procesa muchísimo la naturaleza produciendo así alimentos “huecos y fortificados”. Pensá que la naturaleza es perfecta, todo el esfuerzo que hace una planta para vivir, cómo se relaciona con los animales, con los insectos que las polinizan y las ayudan a dispersar sus semillas, con el sol, el agua y el viento, regalándonos un vergel de vitaminas, minerales, proteínas y un sinfín de nutrientes que nos mantienen vivos. Tanto trabajo para que máquinas y procesos mediante, nos lleguen galletitas, budines, hamburguesas, prefritos que en el camino perdieron muchas cualidades naturales y en algunos casos se las vuelven a incorporar (el famoso fortificado de las etiquetas, ¿te suena?). ¿Es natural eso? Si durante millones de años la naturaleza se las arregló para combatir pestes viviendo en simbiosis o en sinergia con otros seres vivos ¿por qué necesitamos hoy fertilizantes, combatidores de plagas, etc., etc.? ¿Cuán inocentes son para nuestra salud? Hay estudios realizados que demuestran que hay agroquímicos que destruyen nuestro hábitat y las poblaciones de gente cercana. Pero volvamos al ruedo.

Una de las necesidades básicas de los seres vivos es la alimentación. Y de calidad. Por eso siempre es bueno consultar a los expertos en nutrición, ellos tienen en claro las necesidades alimenticias para cada edad, para cada actividad y, más que nada, las intolerancias que hoy día se derivan del hiperprocesamiento, eso que yo llamo “productos que nos alejan de la naturaleza”. Pero también se habla de calidad saludable a aquellos ingredientes que tienen la mayor cantidad de propiedades nutricionales propias de su especie. Entonces es importante ofrecer desayunos, snacks y comidas elaboradas con ingredientes naturales, en lo posible de productores locales que trabajan sin agroquímicos, porque eso garantiza la frescura del alimento, el perfume, el sabor, la consistencia, el color y, en fin, la belleza. Porque ¡la comida entra por los ojos! ¿En la oficina? Sí, en la oficina también. Cuando se disfruta de una buena comida en compañía, produce placer, o sea felicidad y motivación, y eso impacta positivamente en el presentismo y en la productividad.

Así que sería una muy linda sorpresa que los colaboradores reciban vouchers de descuento para sus comidas saludables en casa, o charlas que los ayuden a elegir mejor su alimentación, de hidroponía, de reciclado, de ahorro y organización hogareña, macetas para que tengan su “huertita” y otras geniales ideas sustentables además de los buenos caterings en nuestras oficinas. Porque no te olvides que la oficina no sólo está en la empresa, ¡también está en la casa!