Oficinas Saludables Slow: el valor de los vínculos

Por Ing. Andrea Jatar, es Directora Ejecutiva de de la Olla – Best for The World 2018 – www.delaolla.com.ar – @delaollasaludable

Cada oficina es un mundo, seguimos diciendo en esta saga Slow. Y la vivimos gran parte del día mechando tareas, compromisos, responsabilidades, pasiones y desafíos con emociones, personas y objetos que nos rodean. Y naturaleza, porque a pesar de estar en una urbe, estamos en contacto con el aire, el agua, tal vez plantas, la luz, los alimentos y las personas.

Y establecemos relaciones reales y relaciones virtuales. Y algunas híbridas. Con todo lo que nos rodea.

El cómo nos vinculamos con cada cosa o ser habla de nosotros, de nuestro estado de ánimo, de nuestros sueños y de nuestra cultura. Conectar a algo con vida nos devuelve vida y emociones. Eso saben hacer muy bien los aborígenes, que mimetizados con la naturaleza, se vinculan a diario con todos los seres que los rodean y agradecen a la Pachamama por su generosidad, valoran cada persona, piedra, animal o vegetal que se cruza en su camino, lo respeta y lo honra. ¿Cómo podemos llevar eso a nuestro lugar de trabajo? ¿Cómo podemos conectar con el otro? Todo lo que percibimos a través de una pantalla o de un teléfono cobra vida cuando lo tenés enfrente. Te emociona y te transmite sentimientos que la virtualidad te niega. Deja de ser una foto o una voz para ser un alguien de carne y hueso con una historia detrás. Humaniza. Resuelve conflictos y los minimiza. Atrapa sonrisas, complicidades y abrazos que virtualmente son imposibles. Una mirada, una expresión, un perfume, una postura, nos dicen mucho más que un mail, un SMS, un texto, un WhatsApp, un llamado o una videoconferencia. Es eso mismo que se palpa cuando nos recibe nuestra mascota. Y eso fortalece los vínculos y la confianza. Porque las cosas suceden cuando hay confianza, cuando se logra empatizar, cuando hay respeto, cuando hay autoridad natural, cuando la palabra vale. Ahí es cuando el vínculo nos hace sentir que formamos un equipo. Y nos sentiremos cobijados, porque sabemos que habrá una respuesta positiva del otro lado, acompañamiento y complicidad de la buena.

El vínculo se establece con todo lo que nos rodea. Por eso, una planta crece mejor cuando tiene nuestra atención, nuestra mascota nos recibe feliz porque tiene nuestra atención, nuestros hijos crecen seguros y confiados cuando tienen nuestra atención, nuestros amigos, compañeros y colaboradores estarán a gusto trabajando con nosotros cuando tienen nuestra atención, nuestro espacio de trabajo nos invitará a disfrutarlo cuando tiene nuestra atención. No hay nada más importante en nuestra vida que el otro, porque gracias al otro, nosotros podemos ser y sentir. Disfrutar. Amar y ser felices.

Vivir una oficina slow significa estar conscientes de que no estamos solos, ser agradecidos, empáticos, cuidadosos y respetuosos. Estar ocupados de nuestra higiene física y emocional, y la de los demás. Porque lo mejor es tratar a los otros como nos gusta que nos traten a nosotros. Nada más valioso que un buen vínculo con la vida.

Que vivas una oficina slow. ¡Y que tengas unos buenos días hasta la próxima!