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Pantallas y crianza: con otros tipo de experiencias, se olvidan de ellas

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello

Para La Nación Revista armé un ensayo profundo con más de dos docenas de especialistas de todo el mundo, que me ayudaron a pensar las pantallas y la crianza hoy. Quedó mucho en el tintero. Aquí la versión completa de lo que charlamos con uno de los profesionales que me acompañó a reflexionar.

Responde Luciano Lutereau, psicoanalista, docente e investigador, autor de Esos raros adolescentes nuevos y Más confianza, menos terapia, ambos editados por Paidós:

Mi análisis en éste punto tiene que ver más que nada con poder situar que en primer lugar la preocupación prioritaria de los padres siempre pasa por dosificar y yo me pregunto si es posible, no? en este mundo tecnologizado dosificar las pantallas. Quiero decir, parto del supuesto de que consideramos la relación con las pantallas desde un punto de vista cuantitativos y no cualitativo; en este sentido, la consulta frecuente de padres suele ser ¿cómo hago para que la use menos, cómo hacemos para sacársela? Y yo creo que ahí también se agrega una segunda cuestión que es privativa en relación a cómo hacer que deje de usar la pantalla. Esto es que la use menos tiempo y que la deje. ¿Que quiere decir esto? Digamos que no pensamos cuáles son las alternativas o las propuestas qué podemos tener. En términos generales los niños, y los adolescentes también, cuando se encuentran con otro tipo de experiencias suelen olvidarse de las pantallas (para decirlo en concreto). No tienen la dependencia que nosotros creemos que tienen efectivamente, salvo casos muy puntuales, la dependencia tecnológica en niños y adolescentes no llega al nivel de la adicción que si puede llegar en los adultos. En los niños y adolescentes la pantalla llega más bien como parte de un empobrecimiento de su experiencia en otras condiciones de apertura que no se realizaron, por ejemplo como parte de un repliegue a partir de la pandemia o por ejemplo cuando no hay otro plan para hacer durante el día. En ese sentido cuando surgen otras propuestas la adhesividad, para utilizar esta palabra técnica, la adhesividad de los niños y adolescentes a las pantallas es más relativa de lo que pensamos.

En segundo lugar, respecto de qué es lo que me alerta, más que el uso específico de las pantallas el empobrecimiento de la experiencia en niños adolescentes. Esto es una reducción progresiva de la fantasía, de las conductas exploratorias, de la proyección lúdica, entonces creo que ahí incluso podríamos pensar que no es lo mismo usar una pantalla para jugar que usarla meramente como entretenimiento o para desplazar el dedo. En niños podemos encontrar esta doble conducta, es decir en niños y adolescentes podemos encontrar que se relacionen con la pantalla de una forma constructiva o que lo hagan simplemente para no aburrirse o, por decirlo así, quedar atrapados en una mirada permanente. Y ahí creo que también cabe la pregunta que uno puede hacerse de que cuando los chicos quieran mirar tanto la pantalla ¿que mirada es la que quieran rehuir? A veces también el uso indiscriminado en la pantalla pareciera que surge en aquellos niños que necesitan que los miren otra personas más que los padres, por decirlo así. Lo digo de nuevo para explicarlo mejor: en este punto de que por ahí se escapan de la mirada parental a través del uso de la pantalla. Siempre los niños y los adolescentes se escapan de la mirada parental, buscan esa escapatoria, pero bueno a veces encuentran vías que son más propicias y otra veces lo hacen por la vía del refugio, como es en el caso de las pantallas.

Bueno, la respuesta anterior llevar esta que tiene que ver con la cuestión del uso sano. ¿De qué manera? Claramente es falso el planteo de sacar las pantallas de nuestra vida principalmente porque insisto en éste punto: los adultos somos hiper dependientes de las pantallas, no tenemos que olvidarnos nunca que las pantallas entran en la guía de los vicios de los adultos como el alcohol, el tabaco y demás y muchas veces corremos el riesgo de estar planteando la cuestión desde un punto de vista hipócrita, como cuando decimos ¿Cómo hacemos para que los adolescentes por ejemplo no fumen o no tomen? Cuando los adultos fuman, toman y todo lo demás, no? Caemos en la perspectiva o en la posibilidad estar proyectando un vicio, que es nuestro propio vicio, en los niños y adolescentes. Entonces ¿Como acompañar, qué estrategias tener de acompañamiento? Y ahí yo creo que una cuestión por ahí me parece por donde se podría plantear un inicio tiene que ver con tratar de fortalecer, sobre todo en los adolescentes esto que digo, primeros es interesarlos… la principal estrategia no es que los chicos jueguen a cosas que estén… que sea parte de un uso común, ya sea  desde ver videos con ellos a jugar con ellos a los juegos, en el sentido de que sea en un momento y sea parte de una escena compartida. Lo problemático, a diferencia de otro tipo de los juegos propiamente dichos de la infancia, es que en las pantallas cada uno está solo. Ahora, que distinto sería eso si por ejemplo pensamos que puede ser padres e hijos vean juntos unos videos en YouTube, o que ese juego al que juegan los niños nos interesemos y aprendamos como juegan ese juego. Ahí cambiaría la perspectiva porque entraría dentro de los aspectos comunes, sería como cualquier juego de mesa quizás. Entonces me parece que en ese sentido no hay algo condenable, de antemano al menos, podemos encontrar más bien la pregunta creo que en las estrategias de acompañamiento es ¿cómo diseñar estrategias a partir de las cuales integrar las tecnologías en los modos de vínculo?

En términos generales lo que yo noto en los adolescentes sobre todo es que los adolescentes no usan tanto, salvo casos insisto, casos problemáticos, patológicos donde vos encontras que se crean una realidad paralela en torno las pantallas, en términos generales, digamos, los adolescentes no tienen esa conducta del refugio. Lo utilizan como vía de contacto, de conocerse, porque se modificaron las interacciones sociales. Hoy en día un chico conoce a una chica y lo más probable es que le pida el Instagram antes de empezar a hablarle. Son formas de interacción pero que están al servicio de la posibilidad de encuentro. Para citar un ejemplo o un contrapunto importante; en adolescentes no encontramos el funcionamiento habitual que si encontramos en adultos por ejemplo de seducción y retirarse. Pensemos en el varón que le pone fueguitos, no arregla, chatea, likea y después no avanza. Parece que es el inicio de una relación afectiva lo que encontramos a través de la virtualidad en adolescentes y creo que en relación a esta nada de la que vos hablas, o que yo plantee en algún momento, esa nada es como la representación de lo que nosotros creemos que es una pérdida de tiempo y que en realidad tiene que ver con las modificaciones de la interacción de una generación a esta.

Bueno, creo que en particular las redes y la virtualidad para los adolescentes son una vía de realización y de inserción potencialmente laboral muy importante. Así es que arman grupos para empezar a mostrar sus trabajos… pienso por ejemplo en el caso de una adolescente que había tenido su primer trabajo por el cual le pagaban muy poco y empezó a mostrar sus bordados a través de Instagram y empezó a triplicar el sueldo de su trabajo formal vendiendo sus bordados, o sea, quiero decir en ese punto, los adolescentes creo que entienden muy bien a veces que la virtualidad es la forma de crear, es un redil pero también es cierto que hay un rédito en ese redil, que se lo puedan instrumentar creativamente como estrategia para poder sortear la precariedad laboral que hoy en día es obligatoria para quien se quiere insertar en el mundo del trabajo.

Creo que muchas veces el adolescente aislado es aislado con o sin pantalla. Como decía antes el repliegue es independiente de la virtualidad, no es por la virtualidad qué se da el repliegue. Como desarrollo en mis libros acá los adolescentes nuevos hacer cuatro décadas teníamos el walkman… o sea, el adolescente que se quería aislar se aislaba. Cada quien se aísla como quiere y puede. Me parece que no se le puede achacar a la virtualidad o a las redes o a las pantallas el repliegue. Si creo que como siempre es un trabajo para los adultos el acercarse a los jóvenes y tratar de interactuar con ellos desde una cercanía que no sea impostada. Quiero decir que también la virtualidad es muy facilitadora del intercambio entre padres e hijos cuando a veces a través del chat pueden decirse cosas que no pueden decirse de otra forma, cuando a veces eventualmente conozco muchos casos de adolescentes que intercambian memes con sus padres y se divierten con eso, donde por ahí efectivamente no está consolidado un diálogo y sin embargo no es una distancia absoluta. En definitiva volvemos a lo que decíamos antes: no es que la virtualidad aleje si no hay que ver como se integra a la construcción vincular.

Mi mensaje para los padres es fundamentalmente que no caigan en una visión estigmatizadora de la virtualidad porque cuando uno ya tiene una visión preconcebida va seguramente a confirmarla. Entonces me parece más interesante primero cuidarnos de proyectar la visión que podemos tener anticipadamente, que seguramente hable más de nosotros que de ellos, y tratar de acercarnos a los usos que hacen los jóvenes y los niños de los medios tecnológicos, porque muchas veces pueden ser vías de intercambio y de conocimiento de lo más íntimo de ellos. Pasa que si nosotros ya de entrada, porque vemos la pantalla, creemos que ahí no estamos invitados, no estamos convocados. Con los niños es muy claro: si nosotros damos la pantalla como un chupete va a ser un chupete. Con los adolescentes, si nosotros creemos que el adolescente hiper conectado es un adolescente que está en la luna vamos a estar afuera nosotros pero porque nosotros nos quedamos afuera también. Me parece que demostrar interés, compartir el uso de la tecnología, pensemos que la mayoría de los niños y adolescentes nos ven a nosotros adultos con un teléfono en la mano en la mayor parte del día; entonces mirémonos también en esa misma superficie tratando de generar nuevas condiciones de interacción.

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