Procastinar la artritis

Por Gustavo Frutos, farmacéutico, director técnico del Laboratorio Dr. Madaus, Curflex (www.curflex.com.ar).
Se ha puesto de moda el concepto de procastinar. Se define de ese modo a la práctica de postergar sistemáticamente algo para más adelante. Más allá de que se le suele asignar un perfume negativo, cuando se trata de expulsar hacia el futuro una dolencia es una gran noticia.
A la hora de movernos, las articulaciones poseen un valor esencial. Para su normal funcionamiento es el colágeno el que actúa como amortiguador, disminuyendo las presiones por el peso a las superficies articulares.
Permite un desplazamiento sin fricción a las superficies articulares.
La artritis es una enfermedad reumática crónica, degenerativa, produce dolor y conlleva a la destrucción de las estructuras articulares y sus componentes.
Por sus características, un mayor conocimiento de ella y los síntimas asociados mejoran su control y prevención.
Artritis es un término que involucra varias enfermedades, como lupus, gota, espondilitis, etc, cuyo denominador común es la inflamación permanente de las articulaciones; por eso es un dolor continuo, que no cede con el reposo. Si bien suele desarrollarse entre personas mayores, también puede aparecer en personas más jóvenes. Su progreso es lento. En el cartílago se produce daño y debilitamiento.
Movimiento joven, más allá de la edad.
Si el cartílago se mantiene en buen estado, la función de la articulación no presenta alteraciones. Ante su carencia, las articulaciones más frecuentemente afectadas son los dedos de las manos y pies, hombros, rodillas, columnas lumbar y cervical, cadera.
El colágeno tipo II es el material constructivo cartílago articular. Además de la piel, tenemos colágeno en los huesos, ligamentos, cartílago, fluido sinovial. Todos se desgastan por la degradación del colágeno.
El colágeno de tipo II es el específico que se encuentra en de la estructura del cartílago de los huesos y articulaciones de todo el cuerpo. Su función es brindar resistencia a la tracción y a la compresión, dada la permanente fricción y exigencia de movilidad que estas articulaciones sufren durante todo el día. Todos los movimientos del cuerpo suponen el uso de éstas, por eso, si el colágeno no cumple su función correctamente, por pérdida, desgaste o inflamaciones, estos movimientos comienzan a limitarse, se vuelven dolorosos, pudiendo producir daños irreparables.
En muchas enfermedades autoinmunes -como la artritis-, el sistema ataca el propio colágeno incrementando el deterioro y el avance de la enfermedad. Al no reponerse el colágeno perdido, el malestar asociado a esta problemática se incrementa progresivamente.
En estos casos, la incorporación de colágeno tipo II es fundamental para suplir la carencia del mismo y evitar muchos de los inconvenientes asociados. Su presencia devuelve a la articulación su flexibilidad, mejora la inflamación y la respuesta autoinmune, devolviéndole su salud y funcionalidad.