¿Que son los actos  (psico)mágicos y las constelaciones rizomáticas?  Resolver desde el juego simbólico conflictos del pasado. 

Por ​Violeta Vazquez,  ​Biodecodificadora Rizomática, Autora de “Basta de repetir la historia Familiar” y de “Dar la Teta”,  ​Ed. del Nuevo Extremo (www.delnuevoextremo.com​)​

​Como herramientas para la decodificación biológica, utilizamos actos y acciones terapéuticas basadas en rituales y símbolos. El inconsciente nos habla con lenguaje simbólico y la sanación debe estar acompañada de éstos rituales dentro de la consulta.
Basadas en los principios de las Constelaciones de Hellinger, se gestó una dinámica propia. Elegimos representantes para el consultante, su familia y sus síntomas u órganos de conflicto (por ejemplo para el cáncer, el dinero, el abandono, o la sinusitis) de un gran canasto de muñecos. Los muñecos tienen diferentes vestimenta, profesión, altura. Algunos son ositos, perros o Simpson. Otros son humanos, unicornios o princesas. Muchos vienen motorizados, hacen luces de colores o caminan a cuerda. Otros se balancean, y muchos son juguetes típicos de la Cajita Feliz. El consultante los elige por intuición y juega con ellos con los ojos cerrados. Cuando pudo olvidar cuál es cuál los dispone en el espacio uno a uno, aún sin poder mirarlos. Cuando abre los ojos vemos cómo es la dinámica familiar: qué distancia tienen entre sí, para dónde miran, si se buscan o se desencuentran, y quiénes son sostenedores y sostenidos. Imaginamos que «mamá» mira hacia afuera como buscando a un amor o hijo perdido (que incorporamos al sistema), o descubrimos que justo los hijos mayores siempre son los muñecos «bomberos» y que las mujeres son princesas frágiles y dependientes. A veces el muñeco «hace» luces o tiene música, en la funcionalidad del muñeco se desnuda el rol del personaje que representa. A veces los muñecos son dispuestos acostados o de pies para arriba, simbolizando antiguos dolores, depresión o muertes anteriores. Tenemos especial cuidado en agregar a los personajes excluidos de la familia (como ese tío que por alguna razón todos dejaron de ver), también a los abortos y a veces al síntoma (un muñeco para la obesidad, el tumor, o el miedo al abandono).
Solemos jugar con los personajes que elegimos. Los mojamos, metemos en cajitas de juguete y les asignamos casa. En ese juego simbólico buscamos restaurar el origen.
Por mucho que siga ejemplificando, no hay cómo vivenciar la experiencia. La energía que se mueve en la sala y la profundidad que toma la cuestión para el consultante es  poderosa. Luego hacemos movimientos sentidos para rearmar el sistema de forma pacífica y asintiendo a lo que ocurre. Los movimientos se hacen conforme a lo que el consultante puede, sin forzarlos, pero buscando la reorganización. Luego fotografiamos y dejamos actuar a la imagen de solución.
Otra manera de realizar el ejercicio es con colchonetas de goma eva de encastre (comunes en las plazas blandas). El consultante se para en una y sobre otras imagina a su familia, También puede tomar el lugar de alguno de ellos, lograr encastres de las colchonetas e imaginar su futuro. Tenemos colchonetas violetas para las mujeres y verdes para los varones. A veces le pedimos que mientras está posado sobre alguna colchoneta-ancestro diga alguna frase o abrace un bebote de plástico que simboliza al hijo recién nacido. Recreamos historias, partos, ausencias y reencuentros. Por ejemplo, si el consultante siente «un nudo en la garganta» le apoyamos en su cuello una piedra de cuarzo.
También se puede constelar con los Arcanos del Tarot. La versión de mi amiga Susana Fleischmann es la que más me gusta. Elegimos arcanos para cada miembro de la familia y los disponemos en el espacio para evaluar vínculos, relaciones y superposiciones.
Actos mágicos:
Tu cuerpo está queriendo hacer algo por vos. Tus síntomas son pistas y tus justificaciones refugios. Todos tus mecanismos no conscientes te han servido alguna vez. Todo tu personaje aceitado es un arduo trabajo que parece «natural», pero que te ha permitido sobrevivir cuando no tenías recursos. Recursos se tienen cuando se es adulto. Y ahora que sí lo somos podemos desarmar nuestras corazas y decirle al cuerpo «lo hago yo por vos, ya no es necesario que me lo muestres, gracias».
Entonces, después de reconocernos hacemos algo. Ese algo es realizar actos mágicos o simbólicos que parecen de Macumba y que seguramente tendrán sus orígenes en chamanes, brujos y sanadores. Los actos no prometen nada, son acciones cargadas de sentido. Durante estas «tareas» que se hacen en la consulta o fuera de ella, ponemos afuera lo que está adentro. Por ejemplo, si el síntoma es una trombosis (coagulo de sangre) se nos ocurrió que el consultante desarme un coagulo de gelatina de frutilla, lo licue con sus manos y se lo tome. De esta manera está tomando su sangre líquida y fluida de forma simbólica.
Mediante los actos realizamos simbólicamente los deseos, las escenas temidas, los mandatos y la inclusión de los personajes excluidos de su historia. Desde la Psicomagia (otra técnica similar) se advierte la necesidad de hacer algo nuevo, de ponerle el cuerpo a la ocasión nunca imaginada. Esa interacción con una acción completamente nueva, inesperada y cargada de sentido, que invita a la sanación. El paso fundamental para sanar es cambiar. Una manera lúdica y muy consiente de sanar es desprogramar mandatos antiguos y descubrir deseos presentes.
Otras formas de hacerlo es realizar lo que el consultante teme para descargar su tensión. Si temo enfrentar a mi padre dibujo la escena donde le hablo y le escribo una carta. Si se abortó un niño le damos un lugar en casa poniéndole su nombre a una planta o pintando un retrato que lo represente. Si necesito descontrolarme y encontrar en el cambio mi modo de vida, me animo a regalar la mitad de mi ropero y a comprar una nueva mitad que nunca me hubiese puesto antes. Si tengo dos quistes puedo llevar siempre en el bolso dos piedras que lo simbolicen y un día tirarlas al mar a modo de despedida.
Se trata de jugar al inventarlos. Cuando no salen, le preguntamos al consultante con qué objeto representaría su problema o conflicto. Sea cual fuera, con ese, ideamos algún acto. La imagen que surge de «la nada», viene desde un lugar sabio y oculto de nosotros mismos, la tomamos como verdadera puerta a la sanación, sin poner la expectativa en deshacernos del síntoma sino siguiéndolo a él.
Muchas veces le pedimos al consultante que imagine su síntoma o su dolor, y que nos relate su color, textura, olor y peso. Con esa información fabricamos o compramos un elemento similar, que represente el conflicto pero fuera del cuerpo. Le estamos diciendo al organismo «dejá, de esto ahora me ocupo yo».
Los actos psicomágicos popularmente conocidos tienen, en general, un tinte escatológico, incestuoso o sexual. No todas las personas están disponibles emocionalmente para hacer actos con la caca, o el flujo vaginal, como a veces se propone (con sus fundamentos) desde la Psicomagia. Me parece elemental cuidar a nuestros consultantes y no exponerlos más que a su propia historia.
Ejercicios a modo de ejemplo
Ejercicios de infertilidad por problema en las trompas:
-Pintar fecundaciones abstractas en las paredes de sus casas.
-Llevar en la cartera una manguerita que representa las trompas libres y sanas.
Mala relación con el padre:
-Amasar pan (el trigo representa al padre) y compartir una merienda con su padre.
Niña que no come:
-Hacer galletas en familia con formas humanas que representen a cada integrante de la familia incluyendo a esos excluidos o no nombrados del árbol genealógico.
Hijo adoptivo:
-Hacerlo renacer: darse un baño de inmersión junto a mamá. El baño debe ser con sal y el niño debe reptar desde las piernas hasta el pecho de la madre.
Niña le duele la panza de forma recurrente:
-Hacer con plastilina un muñeco para el dolor de panza. Elegirle el color, la expresión y un nombre. Luego acercarlo a una muñeca que represente a la niña y hacerlo interactuar con ella. Finalmente le pedimos a la nena que desarme el muñeco y ponga sus partes en diferentes platos como si invitara a la mesa a su madre, padre y hermanos. ¿A quién le daría el mayor bocado? ¿Por qué? De esta manera vemos con qué personaje familiar tiene mayor implicancia el síntoma.
La línea de la vida:
-Colocar una cinta larga en el piso que represente la línea de la vida y en ella diferentes elementos y alimentos representativos de hechos puntuales.
Ejemplo: Una piedra representa un conflicto, un paquete de yerba hace referencia al abuelo paterno, una pipa al padre, un turrón de azúcar al nacimiento del hijo…