El origen de los frutos secos hay que buscarlo en albores de la agricultura. Aunque hay indicios de su recolección por los primeros pobladores humanos hace más de 780.000 años, el inicio de su explotación data de los primeros cultivos arbóreos de la incipiente agricultura del 3.000 a.C. Desde hace milenios el ser humano se ha alimentado con frutos secos, ya que su rico aporte de nutrientes esenciales para la vida y su alto poder energético los convierte en un alimento enormemente valioso, rico en proteínas y minerales. Su naturaleza duradera ha garantizado los nutrientes en los cambios climáticos y de estación de las sociedades humanas de todo el globo a lo largo de la historia, pero ha tenido especial relevancia en las sociedades mediterráneas, donde su importancia cultural y gastronómica no tiene parangón. Almendras, nueces, piñones, avellanas han sido consumidas con profusión por nuestra cultura durante miles de años.
Así mismo, el desarrollo de técnicas de conservación y desecado de todo tipo de frutas ha hecho posible el poder consumirlas durante los meses fríos, lo que garantizaba el aporte de nutrientes, vitaminas durante los largos inviernos.
Pero es ahora, cuando tenemos acceso a todo tipo de frutos secos que se cultivan a lo largo y ancho del globo, que nos eran desconocidos hace tan sólo unos años, y que tenemos un conocimiento más profundo de sus beneficiosas tanto nutritivos como para nuestra salud, cuando podemos sacarles todo el partido.
Bajo ese lema nació Eko comida saludable, la idea es que todos los que quieran puedan incorporar y regalar alimentos, cuidándose y cuidando a quien aman. nueves, almendras, avellanas, avellanas, castañaa de caju, pistachoa, maní, todo en presentaciones individuales o en bandejas, para consumir en casa o para sorprender a quien gustes.
Bajo esta premisa, animate, contagiá buena salud, regalá Eko.