Un nada llena de sentido

Hay algo más lindo que el «dolce far niente»? Eso de no hacer nada? Pero en ocasiones sólo se trata de vestir el hacer de un modo más agradable y ponerle relax a la tarea para que se sienta más armoniosa. Modo Fiaca llegó para que eso sea verdad.
Fuente de inspiración, alegría de vivir, el dulce agradable «hacer nada». Un reclamo que nuestro espíritu viene reclamando en esa sociedad que aún en cuarentena pide llegar no se sabe bien a donde. Cuando allá por marzo alguien nos contó que debíamos quedarnos en casa, lo primero que pasó por la cabeza fue cuántos libros íbamos a leer y cuántas series podíamos terminar. Alcanzaría con tener sólo el abono de Netflix? O habría que pensar en algo más.
Los meses pasaron y descubrimos que nada de lo que imáginábamos sucedió y el confinamiento nos enseñó que no se trata de tildar quehaceres de una lista, sino más bien de hacer felliz lo que toca, aún cuando sea una rutina inexorable.
Esas «ganas de acostarse en una hamaca paraguaya durante un siglo”, que es como definía la fiaca el luminoso Roberto Arlt en una de sus aguafuertes porteñas publicada en el diario El Mundo en 1928, en una de la fibras que ha dado vida a Modo Fiaca.
El ser, más que el parecer
El término tiene origen genovés. Caló hondo en el alma nacional, a tal punto que se convirtió en obra de teatro y más tarde el película. Hacer la plancha, parar la moto, desenchufarse, rascarse el ombligo, mirar el techo, dejar la vida pasar delante de los ojos, detenese al placer del ocio sin que éste signifique un hobbie, es decir, algo por hacer. En Modo Fiaca le pusieron este espíritu a lo que producen. Sus pantuflas, pijamas, mantas y ruanas que te envuelven haciéndote creer que estás acostado en el mullido sillón mientras resolvés las tareas hogareñas.
Almohadillas, antifaces y almohadones que te llevan de viaje a unas mil y una noches de palacio. Bazar y deco que te organizan los momentos de ocio para que te desconectes con un mate o saques de la cabeza los pendientes derramándolos en los planners.
La línea de aromatizantes sí que te transportan. Velas, perfumes para telas, difusores y bombones aromáticos ponen una melodía que de olerla te deja relajado, tal como en aquél «fare niente»
Encontrarle un concepto a lo que hacés no siempre es sencillo. Parecería que iniciar un emprendimiento es un hecho posible, mantenerlo en un desafío cuestionable, ponerle sentido a aquello que se creó es el escalón que separa al mundo del olvido con el de hacerlo posible. Es que, a veces,  para hacer fiaca hay que trabajar mucho.