Un viaje de ida

Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello

En gastronomía el tema no es probar. Sino volver. Crear un espacio que seduzca para la segunda vuelta es un gran desafío que excede a que te quede cerca o permanezca abierto por horario ampliado. Aquí una historia de un proyecto que lo intenta saliendo airoso.

Cuando de grill se habla, sea estilo parrilla argentina o steak americano, la oferta supera con creces lo imaginable. Animarse a una nueva apertura es un gran desafío. Bruce Grill Station & Wine Bar creó un espacio que invita a ser consumido desde numerosos frentes y seduce en cada uno con un toque que intenta ser personal y colabora con el core propio del negocio: el menú.
El primer impacto llega desde la estética exterior: su jardín seco, amplio y convocante, deja espacio para el consumo en la vereda, pero, además, permite una vista general sobre el frente del local que ayuda a disfrutar de la puesta en su conjunto.
Madera, hierro, rusticidad y sellos típicos de ganado, con un toque de sparkling modernoso y algo texano visten el sitio.
La barra es amplia, repleta de detalles. La vinoteca convoca especialmente. El lay out del salón se esparce en la lonja del terreno generando locaciones espaciosas en mesas tradicionales, livings y butacones que dan dinamismo al conjunto.
El jardín del fondo llena de luz. Vuelve a repetir la madera, el hierro y las luces, pero suma el cemento y el verde de las crasas para replicar la escencia del preingreso en la vereda.

Cuestión de platos

Las entradas, con una buena cuota para compartir, tiene diversidad y ganan en personalidad.
De su carta principal se destacan el Springsteen, un ojo de bife a las brasas con papa rellena con queso crema, panceta, ciboulette y salsa cheddar; The Boss, un lomo ahumado al quebracho colorado, en salsa de puerro y curry acompañado de papas cuñas; las ribs más famosas del Oeste, lasRibs El Jefe, unas costillitas de cerdo con salsa de barbacoa casera y papa rellena de queso crema, panceta, ciboulette y salsa cheddar con coleslaw. Una opción más liviana puede ser el Salmon Light, un fillet de salmón rosado con dip de queso crema y alcaparras sobre un colchón de verduras asadas. Además en carta de entrada cuentan con opciones Tex-Mex, unos taquitos de carne y pollo son salsa picante o la Brochette Bruce, unos langostinos asados y marinados a la provenzal.
Un desafío interesante que invita al comensal a repetir experiencia. Porque la estancia es grata y la carta desafía a probar nuevas opciones. Después de todo, más que ir, lo bueno es querer volver.